Por Dill
"Todo es al pedo si no sirve para cambiar algo, para evitar algo, para promover algo", dice mi amigo Gus... y yo no sé si es tan al pedo.
Pensar en que algo es injusto, en algo que ensucia las palabras "ser humano" y decirlo, no sé si será tan al pedo. Evidentemente desde una posición racionalista y, casi diría, positivista, sí: a las palabras se las lleva el viento, es cierto y no hay tu tía. Y sin embargo... yo creo que aparece en esos momentos un pariente que no será tío ni tía pero que algo tiene que ver con nuestra sangre.
Y, a pesar de su aparente inutilidad, yo creo que las palabras, al menos, sirven para juntarnos, para saber que somos "algunos", que "aquellos" no son todos. Y por ahí lo que estas frases recontrasabidas signifiquen sean lazos para el encuentro. Aunque sea con la "idea".
Yo creo que si no, no estaríamos escribiendo en un blog perdido que quizás sea leído sólo por diez gatos locos, con suerte --y me refiero al número, no a la suerte de los gatos que en los últimos tiempos no parece acompañar--.
Uno a veces necesita buscar lo que no sabe. Y otras veces siente la necesidad de que le digan lo que sabe. Para no sentirse tan solo. Porque al escribir, uno, al fin y al cabo, lo que hace es crear un espejo donde mirarse, donde reencontrarse. Un espejo en el que quizás, como por un arte de magia pura, puedan reflejarse algunos más.
Es cierto que la historia la modifican los que hacen que el mundo cambie (para mejor y para peor) y que las palabras que sólo "diagnostican" se escurren como agua. Pero trato de imaginar también, que "hacer algo" puede querer decir "hacerle algo al otro". Y si eso que estamos escribiendo hace que otro se identifique y se sienta un poco menos solo de lo que creía, esas palabras entonces valen. Claro que en muchos lugares la abominación seguirá ocurriendo y lo ominoso será pan de cada día y me da mucha bronca y al mismo tiempo mucha vergüenza que mi reacción frente a eso casi innombrable sea escribir. Pero lo que queda por hacer ante tanta mierda ¿qué es? Tal vez sean éstos, tiempos de gritar la indignación, aquí, con los compañeros de laburo o con unos amigos en un blog. Y lo más seguro es que nada cambiará. Pero al mismo tiempo siento que al escribir estas cosas el aire se hace más puro: como si estas frases hechas fueran burbujas de oxígeno.
Necesito pensar así, aunque no esté seguro de nada y quizás lo que digas sea cierto. Como cierto fue para mí este poema de Juan Gelman, que un día perdido en el tiempo hizo que algo resonara en mí.
"Corajes"
es enorme la tristeza que un hombre una mujer
pueden hacerse entre sí
como enormes son esos dos pajaritos parados en
la rama picoteándose
y enorme es el mismo árbol con lluvias bajo el sol
que se le ven en la cara
¿lloverá? ¿no lloverá? ¿cantarán
los pajaritos esos mismos? ¿seguirá la enorme
tristeza mandando creciendo como un lago o mar
entre un hombre y una mujer?
¿volará la tristeza entre árbol y árbol?
¿como pasos solitarios en una habitación?
¿como madréporas por aire?
¿como tablones como puentes pero desolados desamados?
una ramita ha caído en el lago y navega
es enorme la tristeza que un hombre y una mujer
pueden hacerse entre sí
como enorme es la navegación de la ramita en el lago
mojada de su propio coraje.
Juan Gelman
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