..QUE HOY SEA AYER SIN MAÑANA

miércoles, 5 de noviembre de 2008

Balance

Vivo un presente que amerita ser etiquetado como “de mierda”, pero sólo en lo que tiene que ver con el dinero. Puedo decir, exagerando, que está todo mal, porque dentro de un orden en que los individuos somos esclavos de un sistema económico (esclavos parias o esclavos VIP, pero esclavos al fin), sin dinero para acceder a bienes de consumo se la pasa mal. Puedo quejarme, putear, llorar mi jodida suerte, y no mucho más: sin poder económico, se puede muy poco… Sin embargo, si me ofrecieran resetear mi vida, barajar y dar de nuevo, elegir otra vida… no es mucho lo que cambiaría: básicamente mi vida es la que tomé, la que quiero y la que volvería a elegir, con apenas algunos ajustes en el plano material. El dónde/cómo/con quién estaría bien así, con esos leves cambios en el bolsillo.
Pero voy a ser más específico. Empecemos por el dónde. La verdad es que Jujuy me tiene un poco podrido. Llevo casi veinte años viviendo acá, y aunque no diría que me siento invadido por una compulsión de fuga, no me disgustaría que un cambio sanador del contexto general se diera en otro lado. Supongo que mi incomodidad con el lugar tiene que ver con que esta ciudad es como un símbolo de la malaria actual, y si pasara esa malaria, seguramente desaparecería la incomodidad. Pero mi mujer y mi hija porteña también están podridas de Jujuy, y a partir de eso, digo que me gustaría que nos pudiéramos ir a la mierda. No a Buenos Aires, pero sí a algún lugar copado. Si pienso en una vida ideal para mí, esa vida es fundamentalmente indoor, porque no me gustan ni las calles ni la gente, soy un ermitaño feliz dentro de mi casa, y entonces me daría lo mismo vivir en Bogotá, New York o Caleta Olivia. Pero por mis hijos preferiría un lugar con más vida y alternativas que Jujuy, ya que acá no pasa nada, nada de nada. Sigo con el cómo. Mi vida ideal sería muy parecida a esta, pero sin apuros económicos. Que no sobre nada, pero que tampoco falte. Soy un ser bastante austero, sin ambiciones exageradas: me basta con lo necesario para pagar los gastos fijos y que aun así en mi casa se coma bien. Puedo vivir sin un plasma, sin una computadora que sea el último grito de la tecnología, sin un auto de alta gama (si me apuran hasta diría sin un auto), sin aire acondicionado, sin tomar Chiva’s ni fumar Parisiennes, sin ir a comer a restaurantes caros, sin frecuentar shoppings. Si me tengo que ir de este planeta sin haber pisado Europa, la India, el Caribe o Brasil… me chupa un huevo, no tengo fantasías de viajero. Nunca me interesó tener un guardarropa de marcas exclusivas, ni me atraen la mayoría de las banalidades con que el ciclón consumista arrasa continuamente. Mis hábitos son relativamente frugales. Tengo algunos vicios menores, pero ninguno caro. Estoy naturalmente a salvo de la vorágine capitalista, especialmente en lo que a apariencias se refiere: no me interesa simular nada irreal, no invierto en la imagen ni pretendo cagar más arriba del culo. Hace más de veinte años que vivo con la misma mujer, la sigo amando, y me basta: no necesito un presupuesto aparte para joda y/o sex merchandising (putas incluidas). Como ya me metí en el terreno del con quién, sigo por ahí. Obviamente amo a mis hijos y no podría vivir sin ellos, no tan obviamente amo a mi mujer y no podría vivir sin ella.
Resumiendo, si pudiera elegir algo diferente de esto, sería algo no muy diferente. Me gusta levantarme temprano en tiempo de clases para llevar a mi hijo al colegio en auto, y volver con facturas para tomar mate con mi mujer. Me gusta ir al super a hacer las compras, y después hacer tiempo en la compu hasta la hora de ir a buscar a mi hijo al colegio, y a la siesta subir al dormitorio y echarme en la cama a mirar tevé, o dormirme si Morfeo así lo decide. Me gusta poner música abajo a la hora del mate de la tarde con mi mujer,
y después sentarme frente a esta máquina del demonio. Después cenar en casa, una buena picada, o sándwiches, o delivery de pizza, o bajar al centro a comer en algún lugar agradable. Una vida no muy diferente a la que llevaba en la época de La Paulina, pero para alcanzar el estado ideal eso debiera ser posible sin tener que laburar las veinticinco horas semanales que La Paulina me demandaba: así, cartón lleno…

Gus

lunes, 3 de noviembre de 2008

Historia de guitarras…

…que a nadie interesa, pero esto es mi chiquero y acá hago lo que se me canta: es tan poco lo que puedo fuera de este espacio, que no pienso pedir permisos ni privarme de desatinos en Nebuland, carajo (carajo así nomás, sin ¡!: no tengo fuerza para ser enfático).
El bordó no me gusta en general, pero me desagrada particularmente para autos y guitarras. Sin embargo, seguramente por no haber podido elegir, las dos guitarras eléctricas que tuve en esta vida fueron de ese color, o casi.
La primera fue una Faim Les Paul que me compró mi viejo en el ’73, cuando empecé a tocar. Aunque en aquel entonces había cosas peores (Kuc, Fratti, etc.), la Faim era un palo de bajo nivel, berreta hasta para principiantes. Pero el cuero no daba para más, y entonces fue mejor que nada. Recuerdo que quería una Les Paul (era devoto de la Gibson Les Paul), negra. Pero cuando fui con mi viejo a Daiam no había negra: había una Faim Les Paul color tinto a buen precio, y seguramente la ansiedad me convenció, más vale bordó en mano, iá, que negra el mes que viene.
Aunque esa guitarra me quedó chica muy pronto (dicho esto desde la más absoluta modestia), tuve que padecerla por… ¡diez años! Diez años que podrían haber sido más si no hubiese tomado la drástica decisión de vender la malla de oro del Girard Perregaux heredado de mi abuelo Luis, el yourugua. Fue en el ’83. Poco antes había aparecido en Buenos Aires una marca nueva (Ibanez) que parecía de primera, y como era bastante más accesible que Gibson y Fender… Pero los 30 gramos de oro no alcanzaban para un modelo top, así que decidí comprarme una Ibanez de gama media. La línea Performer era casi Les Paul: apenas unos pocos detalles de la forma y la parte del clavijero la diferenciaban, y la hacían más bella que la Gibson. Había visto una negra con harware plateado que me gustaba, y en Blue’s había una color cherry con metales dorados, muy linda, pero era la versión top del modelo, y costaba mucho más que 30 mogras de oro. Entonces decidí ir a Manny’s en busca de la que estaba a mi alcance, la negra (que por negra me gustaba más). Pero
en Manny's tampoco había negra: sólo había una color cherry muuuy parecida a la de Blue’s que costaba muchísimo menos que en Blue's (¡¿?!). Me acompañaron Dill & Guido, testigos de uno de mis primeros lucky strikes grosos en esta vida. La probé, me gustó, how much?, un millón novecientos cincuenta mil vaya uno a saber qué. Me dijeron que era una PF 150, el modelo más barato de la línea Performer. Así fue que otra vez terminé por el lado del bordó, sin querer: la guitarra era un avión, y la terminación superaba en calidad a las Gibson de esa época. Habría podido seguir buscando en otro lado, pero algo me decía que el color no era una razón que justificara pasar de largo, porque esa era la guitarra… Además de tener una apariencia impresionante, con mejor terminación que la negra, el color cherry oscuro brillante de la pintura dejando traslucir las vetas de la madera, combinado con el dorado de los micrófonos, puentes y clavijero, le daban un toque de belleza especial… Esto pasó hace mucho tiempo, y ahora me doy cuenta de que lo estoy contando para el culo, porque en realidad mientras la probaba ya me había dado cuenta de que algo raro pasaba, y por eso la toqué apenas unos segundos y dije me la llevo. También me compré un pedal (compresor), pero sin probarlo: en ese momento solo quería pagar y salir corriendo, antes de que se avivaran del error. En la factura decía Ibanez PF 150, pero… Salimos de Manny’s, yo con mi nueva guitarra en la mano, y nos mandamos a Blue’s. Estaba loco: entré, puse el estuche sobre el mostrador, lo abrí y le pregunté a Onorato (el hermano de Cacho de Daiam) qué modelo era esa viola. “PF 350”, me respondió. Necesitaba que me lo confirmaran porque no podía creer lo que había pasado. Le pregunté si era el mismo modelo de la que estaba en la vidriera, y me dijo que sí. Le pregunté cuanto costaba, y me dijo que tres millones… y yo no entendía nada: los de Manny’s se habían confundido a mi favor, había tenido un culo difícil de creer.
Muchos años después dije (y lo sostengo) que esa guita hubiera estado mejor invertida si la gastaba en los burdelitos a los que íbamos con el Negro Omar a beber whisky. Aunque no estuviera solo (ya andaba la criatura por ahí), aunque más que putas necesitara darme el gusto de no morirme sin haber tenido una buena guitarra, habría disfrutado más la malla del reloj de mi abuelo en los puteros. Pero eso no viene al caso ahora: estoy hablando de guitarras, y no de mis desengaños de guitarrista malogrado.
Bueno, tuve la Ibanez, la disfruté (o no) 13 o 14 años, y la vendí en Buenos Aires cuando llegó el momento. Así que a esa seguro que no la veo más. Pero la primera, la Faim… En el ’93 se la vendí a Viracocha. Viracocha estudiaba en Córdoba. En Córdoba, tiempo después, fue a parar a manos de Happy (no se si en carácter de venta o de préstamo seguido de afano). Happy es amigo mío. El sábado pasado vino a casa. Estábamos tomando mate cuando Silvia le preguntó si estaba tocando. Happy dijo que no. Le pregunté si tenía el bajo, y me respondió que si, pero que para tocar en casa, solo, el bajo no le atraía demasiado, y prefería tocar la guitarra. Le pregunté si tenía guitarra eléctrica, pensando en ir algún día a grabar con tracción a sangre algún solo en alguno de los engendros que compongo con el Guitar Pro, y me sorprendió: además de una viola azul que se compró alguna vez en Córdoba, tiene otra prestada y también… ¡¡¡mi vieja Faim Les Paul color totín!!!

Gus

martes, 15 de julio de 2008

Nostalgias

En los últimos años, tratando de justificar el placer mórbido que experimento cada vez que un resbalón del alma hacia atrás me lleva a visitar el pasado, creo haber escrito fragmentos que, recopilados, revisados y ordenados, podrían ser un tratado (una apología) de la nostalgia. No sé si la nostalgia es buena o mala; no sé si es un sentimiento sano o inofensivo o perverso; no sé nada al respecto, ni me importa: sólo puedo asociar la noción de nostalgia con cierta voluptuosidad más o menos retorcida, algo así como una droga light que podría no serlo tanto.. pero que en todo caso no deja de seducirme y atraerme.
Antes de continuar, voy a intentar una definición de "nostalgia" acorde a mi visión de su naturaleza, porque la definición oficial no me convence (según el diccionario de la RAE, nostalgia sería "Tristeza melancólica originada por el recuerdo de una dicha perdida"). Hace mucho noté que la palabra nostalgia podía descomponerse en dos partículas, nost y algia, la primera "adverbial", y la segunda "sustantiva". Algia significa dolor, y como sufijo requiere que la partícula a la que precede defina la localización del mismo (ej.: lumbalgia, neuralgia, mialgia, etc.). "Nost" podría provenir de gnosis, que deriva del término griego "guignosco", y etimológicamente significa "conocer". En este punto, armando el puzzle, digo que nostalgia es el dolor de lo conocido.. la manera en que el pasado (lo único ciertamente conocido) duele al evocarlo en el presente. Y ante esto, me declaro un perverso que goza maltratándose emocionalmente..
Desde que escuché la frasecita de Sabina, no hay nostalgia peor que añorar lo que nunca jamás sucedió, no dejé de repetirla como idiota cada vez que mi compulsión a la recurrencia me llevaba a lo mismo. Y también dije muchas otras cosas que, correctamente interpretadas, habrían revelado lo que yo, bastante lento cuando de mí se trata, recién descubrí hoy..
La frase de Sabina es contundente, redondita, y seduce porque también es poesía, pero.. Pero, pero, pero.. no me convence. ¿Por qué peor, peor que qué? Peor las pelotas: la nostalgia en general me sienta bien, y esa añoranza que evoca lo que no fue.. es mi preferida. Respeto sentimientos y opiniones diferentes, al que le joda la nostalgia que cambie de canal y mire otra película. Yo soy habitué de Volver..
Lo que se me acaba de revelar es precisamente mi especial devoción por la nostalgia de lo que, pudiendo haber sido, no fue. Esas patinadas de mi mente hacia el ayer siempre son consecuencias de algo. Ese algo, el vehículo mágico que me dispara de una violenta patada en el alma al túnel del tiempo, casi siempre es la música; y fue justamente escuchando música que se me aclararon las cosas. Me di cuenta de que la nostalgia más fuerte, la que más me atrapa, es la que aparece cuando escucho canciones que no escuchaba (porque no eran mi palo), hace 25 o 30 años. Se me vuela la cabeza ante la música que sonaba en ese escenario que para mí estaba vedado. Me deslumbra de nostalgia esa música que era en cierta forma la banda de sonido de lo que no podía ser (porque yo ya era mi peor enemigo), y entonces no fue. Me causa placer ahora escuchar lo que no escuchaba cuando no hacía lo que no hacía. En cambio la música que sonaba en el living de mi casa, en el de la del gordo Collarini, en la de Analía, en la de Guido o Guillermo después, me tira una carga de nostalgia down, y aparece un sentimiento muy onda bajón. Como si no quisiera recordar lo que realmente fue, como si eso sí me hiciera mal..
COROLARIO: dado que para mí lo peor es lo que me hace mal, digo sin remilgos que no hay nostalgia mejor que añorar lo que nunca jamás sucedió..
guS

Poco serio

No debiera caer en la tentación… insensata, inconveniente, absurda, de siquiera pensar en mis manos sobre una guitarra. Pero todo es posible en esta dimensión conocida de errores repetidos, metidas de pata en el mismo agujero, y fallidos varios casi casi voluntarios.

Una siniestra profesora de Educación Democrática de primer año del colegio secundario decía que “inteligente es aquel que sabe lo que le conviene, y lo hace”… Desde esa óptica tan particular, nunca fui inteligente: soy un tarado. Pero ya que cité esa frase de verdulería, bien puedo echar mano a otra, no menos retro: mi vieja decía “soy así, siempre fui así, y no voy a cambiar a los… (equis) años”. Esta sentencia revela un grado de necedad que también me va como anillo al dedo, la suscribo.
No habiendo podido escapar de esa constante maniática que me impide evadir prolegómenos, ahora sí voy al punto.
Después de muchos años de absoluto alejamiento formal de la guitarra, no es un secreto que sigo amando a la música como siempre, y que la ruptura con la cosa activa me convirtió en un pasivo que disfruta más de ese amor, como simple oyente, como pajero. Es, de alguna manera, un logro. Algo que está bien así, y no debiera permitir que se modifique… si fuera inteligente. Pero nunca supe encontrar los caminos hacia lo que me conviene, y no creo que pueda cambiar los cincuenta años…
Hace un par de semanas me bajé el Guitar Pro, un programa muy interesante y útil para guitarristas non pro. No me voy a dispersar describiéndolo: sólo diré que, entre otras muchas opciones, permite escribir música intuitivamente de una manera bastante simple a partir de un mínimo conocimiento de la métrica (las figuras), y provee las herramientas para una edición casera bastante decente. Conocía ese programita, pero hace unos cinco o seis años no tuve paciencia para descularlo, y lo desinstalé. Ahora decidí volver a entrarle, con un poco más de convicción, y terminé maravillado. Estoy escribiendo un tema musical sin grandes pretensiones, casi exclusivamente de memoria, en el aire, sin la viola montada en la gamba. Y la verdad es que… llegué a una conclusión sorprendente: antes, cuando tocaba la guitarra, me faltaban muchos recursos de músico, sí, pero no era eso lo peor, lo peor no era consecuencia de una carencia sino de un exceso: me sobraba la guitarra. Parece una joda, un juego de palabras ingenioso, pero es la pura verdad. No niego que siempre me sentí limitado, casi vedado, por la falta de inspiración, la no imaginación que me impedía componer. Pero la guitarra representaba, sin que yo lo supiera, la barrera infranqueable. Porque el mandato era claro: me importaba más cómo que qué. Los que me conocían no esperaban de mí composiciones grosas, esperaban un solo de la hostia en un tema de otro o en una zapada. Y yo me la creí hasta el punto de decirme “si no podés componer, tenés que hacer que la viola se convierta en un lanzallamas”. Demasiado para mí, demasiada exigencia, demasiada presión…
Ahora, guitarless, me siento liberado ante una herramienta informática que me permite escribir música para varios instrumentos, arreglarla, editarla, mezclar pistas y hacer retoques, todo yo solo y sin tocar un solo puto instrumento real. Puedo escribir y escuchar al toque cómo suena el engendro… y eso es mágico. Por supuesto que no puedo prescindir totalmente de la guitarra, ya que me facilita el maneje de escribir algunas melodías, o de probar redistribuciones de notas de acordes para buscar la inversión que mejor me suene. Pero en todo caso es un trabajo intermedio, de paso, y no es necesario que yo pueda tocar lo que quiero escribir como realmente va a sonar una vez escrito. Una maravilla.

Gus

lunes, 14 de julio de 2008

20/01/2005

Del rock and roll de estas tierras sólo me gusta lo que se hizo... antes de Malvinas. Ese es el único hito que se me ocurre, y lo siento como algo más que un simple punto de quiebre o cambio: siento que algo pasó en aquella época, y tenga o no que ver con la guerra, pasó justamente en aquella época, no antes, no después, pasó a partir de ahí, y a partir de ahí hay un antes y un después de la guerra contra el imperio del rock. Pero no podría explicarlo, tal vez porque no tengo una explicación, tal vez porque no me interesa tenerla ni poder explicar nada: es así y punto.
Lo que no me gusta de Los Redondos, Divididos, La Renga, etc., o lo que hace que no me gusten esas bandas, tiene un definido sabor a lo que empezó a pasar (y a sonar) en la post guerra, cuando algo se perdió para siempre, y algo medio... “antinatural” apareció en los discos y en los escenarios del rock argentino. (Lo de “antinatural” es una opinión personal, y me hago cargo. No tengo ganas de forzar mi frágil mente para explicarlo, salvo que sea muuuyyy necesario.)
Me gustan las viejas bandas de rock and roll argentino. Polifemo, El Reloj, Pescado Rabioso, Pappo’s Blues, Manal, y algunas olvidadas, esa onda. Me parece que un puñado de bandas con personalidad le dieron un matiz muy particular al rock rioplatense a.M. (antes de Malvinas), y entonces creo que hablar de “rock (and roll) argentino” es algo que le cabe más a lo de aquella época casi prehistórica que a las movidas que vinieron después. Porque era rock and roll, y era argentino. Tenía identidad. Con esto no estoy diciendo que las bandas de rock actuales no la tengan: aunque no me gusten, creo que también tienen una identidad... argentina. Pero... no sé, no sé por dónde pasa eso que tanto me desagrada de grupos como La Renga, Los Redondos, Callejeros y, en general, todos los que tocan rock de por acá. ¿Será sólo porque no tienen un Spinetta como Pescado, o un Lebon como Polifemo, o un guitarrista como Pappo, o habrá algo más?

Gus

lunes, 12 de mayo de 2008

Por ahora

Por Dill
Pero...
Lo terrible para este país me parece que radica en que no hay nada más allá del horizonte K. Y entonces no nos queda otra (porque no nos queda otra) que ir tratando de ver cómo criticamos a los K sin llevar agua para los tantos molinos de acero, muerte y egoísmo que hay más allá de esa letra.
Repasemos. Dejando de lado lo más importante que es la derecha, es decir quienes tienen el verdadero poder en el mundo ¿qué nos queda? ¿Ir donde Lilita "yo veraneo en Punta" Carrió que apoya a los piqueteros campestres y parece defecar pequeños soretes-República, ya que es lo único que aparenta morfar? ¿Abrevar en los radicales que deberían, por lo menos, ir pensando en cambiarse el nombre? Antes la lobotomía, please. Y, last but not least, nos queda la izquierda Argentina. ¿Nos queda? Vergüenza ajena dan esos puñados de come-hombres-crudos que parece que vivieran en la octava dimensión de alguna galaxia perdida más allá de la Via Láctea, siempre a punto de tomar el Palacio de Invierno (algunos de ellos apoyando a los campestres porque dicen que "la peonada está soliviantada" y que la revolución está al caer y otros cuatro saliendo de alguna de sus reuniones con cinco ideas diferentes). A veces me da cosa decir que me siento un tipo netamente de izquierda.
Entonces. Entonces. Entonces.
Repito: el peligro más grande para el País es que no hay oposición creíble y que lo más creíble resulta ser algo que en otros tiempos nos hubiera parecido increíble estar (de alguna manera) sosoteniendo. Me refiero a los K. Sí. Literalmente no queda otra. Por ahora.
Dill
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De acuerdo
Sí compadre, lo terrible es que no hay nada más allá del horizonte K, nada en qué confiar, nada mejor. Entonces no nos queda otra... por ahora (el "por ahora" debe escucharse como con efecto fade out, bajando el volumen, ya que lo agrego sin convicción: el optimismo nunca fue una de mis gracias). De lo que hay, los K son lo preferible; dentro de la basura, lo menos nocivo.
Yo critico a los K con la mayor dureza, me despacho a gusto en mi blog porque sé que por acá no corren aguas que desemboquen en lagunas inconvenientes, ni soplan vientos de molinos de acero, ni existe la menor posibilidad de que mis opiniones se confundan, o se pretenda usarlas en otros contextos de oposición a los que no adhiero: ¿quién carajo soy yo? no existo...

Gus


domingo, 11 de mayo de 2008

Cuba libre

¡Qué carajo me importa si renunció Fidel, si se inundó Buenos Aires, si el presidente de Francia hace boludeces, si Bush aniquila hitlerianamente pero con una moral más baja aún y el silencio cómplice de medio mundo, si hubo huracán en el Caribe o tsunami en la conchinchina, si el Manchester gana la Premier League, si todos los cubanos saben leer y escribir, si la fiebre amarilla baja desde Paraguay, si Maradona se pone en pedo, si Chávez negocia con las FARC, si la princesa argentina tiene cría holandesa, si se suicidó un pobre infeliz tirándose al río desde el Puente Lavalle…? No me importa ni me conmueve absolutamente nada que no me duela en el cuerpo o me vuele la cabeza.
Me saco simbólicamente el sombrero ante Fidel, el Che y la Revolución Cubana (un ejemplo que el mundo no quiere ver), y vomito frente a todo lo que me provoca náuseas, pero no me pidan más que eso, no esperen que haga algo…
Las protestas de los que se quejan de llenos… no me parece que valga la pena escucharlas: son apenas un número de circo inmoral, una payasada infame e irrelevante al lado de la realidad de los que caminan por la cuerda floja con su hambre a cuestas, entre la vida y la muerte.
Hay en Cuba (y fuera de Cuba) un hiperpuñado de imbéciles con delirios de american way of life, que sólo piensan en sí mismos (obsceno culto al individualismo capitalista), cerrando los ojos a la realidad que muestra que en Cuba a nadie le falta lo indispensable porque a nadie le sobra lo superfluo.
Hay en todo el mundo una descomunal horda de hijos de puta que no darían un televisor para salvar una vida…
Una revolución popular es muchas cosas, pero ante todo es un cambio radical de la conciencia colectiva, en pos de valores que no se cuestionan ni negocian, como lo son el derecho a la alimentación, a la salud, a la educación y al trabajo digno, en total igualdad de condiciones y posibilidades para absolutamente todos. Un gobierno que no garantice eso, como sea, caiga quien caiga y a costa de lo que cueste, me parece una soberana mierda.
¿Hace falta que diga lo que pienso de los Kirchner? El pregonado “crecimiento económico” de la Argentina K me daría risa si el asco me permitiera mover los labios sin riesgo emético: una falacia acorde a la inverosimilitud de los datos del INDEC que el gobierno pretende hacernos tragar como si fuéramos pelotudos, no se puede tomar en serio, debe ser una joda para Tinelli…
Se que muchos me van a hablar de buenas intenciones, y acepto que este gobierno eligió un camino más sano que el de sus antecesores en algunos sentidos, pero… pero, pero: el tiempo pasa y no pasa nada, todo sigue igual, empeorando. Y yo no digiero mentiras ni acepto atenuantes, en este punto soy intransigente: el estómago de los pobres no entiende razones ni se llena con guarismos trasnochados que no se perciben en la realidad, y sigue silbando de hambre. No puede llevar a buen puerto un cambio que empieza con “crecimiento económico” parcial, clasista, que favorece a los favorecidos de siempre, larvas de aquella misma oligarquía que cuando no pudo seguir en el gobierno a través del fraude, vio en Perón a su peor enemigo y en las Fuerzas Armadas la herramienta para perpetuarse. No insinúa buenos presagios un “crecimiento económico” trucho pregonado sin evidencias palpables para el pueblo de abajo, que no entiende ni le importan los números de la macroeconomía. No cambia lo más importante que habría que cambiar ese “crecimiento económico” que sólo lo es en los manuales técnicos de los empresarios y dirigentes políticos que siempre comieron bien. No cambia nada si el cambio no empieza desde abajo con claro alcance colectivo.
Y volviendo a Cuba… ¿qué se les puede decir a los pobres infelices del capitalismo sudamericano que sólo ven en la Revolución Cubana la poca tolerancia al disenso ideológico, y pretenden demonizar al régimen de Castro por detalles menores que sólo apuntaron a preservar lo conseguido y que, en el peor de los casos, no son peores ni más crueles que los métodos criminales del capitalismo liberal? Nada, yo no les diría nada, ¿para qué? O les diría que sigan comiendo áca, que sigan esclavos de inalcanzables american dreams, que sigan ciegos y pelotudos lamiendo el culo que los caga mientras les venden una y otra vez los espejitos aberrantes y baratijas de colores del capitalismo con un rótulo que dice Democracia. Les diría que lean lo que escribió Sandra Russo, que escribe mejor que yo…
Tras medio siglo de gobierno de Castro, Cuba es libre de analfabetismo y de muchas otras plagas. Cuba es libre de miseria, de desocupación, de enfermedad, de discriminación y demás abusos totalitarios del capitalismo. Si yo fuera un experto en economía y estadísticas, graficaría analíticamente la comparación de las respectivas evoluciones en ese plano entre Cuba y la Argentina en los últimos 50 años… Pero no vale la pena: los idiotas seguirán recitando el verso que les vendieron, y masticando vidrio. Y en todo caso, no son esos idiotas ignorantes lo peor del rebaño: lo peor, lo más siniestro, es esa clase media acomodada que vive un american dream prefabricado, de tercer mundo, y es bien consciente de cómo están las cosas en la Argentina en realidad, pero no sacrificarían un centavo en pos de una distribución más equitativa y justa, porque saben que para ascender en este sistema es necesario que haya debajo una escalera de cabezas que pisar. Acá está todo mal. Si el tipo que tiene dos autos, manda a los hijos a un colegio privado y veranea en Punta del Este, le decís “se acabó viejo, en este país hay gente que se muere de hambre, hay analfabetismo, hay desigualdad”, te va a responder que no es su problema, que lo que tiene se lo ganó, que no es un delincuente ni la Madre Teresa, y no va a aceptar resignar nada para que todo el mundo tenga por lo menos los mismos derechos. Nos guste o no, eso es la democracia de por acá. Y yo en esa democracia no creo: un sistema de organización social que no puede garantizar la vida, la salud y la dignidad para todos, es una superlativa mierda. Cuando se repartió injustamente, fraudulentamente, el que tiene de más es cómplice del fraude. Les guste o no… es así. Aunque no hayan robado a punta de pistola.
Estos payasos que están gobernando la Argentina me tienen podrido. Aplaudo la gestión de los K en algunos aspectos, especialmente en lo relacionado con los derechos humanos y la justicia tardía para los milicos asesinos del Proceso (aunque se les haya escapado Patti), pero no basta con encanar a unos cuantos genocidas. Mirá Cristina, me parece asquerosamente inmoral hablar de crecimiento económico en las actuales condiciones. Acá hay una inflación de la hostia, el INDEC miente, los terratenientes del campo se te cagan de risa, el timón de la economía parece girar alocadamente sin control, el rumbo parece perdido, el barco se va a pique… ¿Adónde está el crecimiento económico? ¿En Barrio Norte, en San Fernando? Puede ser, pero si es así mejor sería cerrar el culo, porque un crecimiento económico parcial es sectario, es más de lo mismo, es mierda pura. Si no es tangible para todos, si no llega a la villa, si no se nota primero en la mesa de los más necesitados, no es crecimiento un carajo. Ustedes hablan de otra cosa, y entonces les pido que no sean cínicos. Ya no más, please.
Gus

miércoles, 30 de abril de 2008

A QUIEN CORRESPONDA

aporte de Dill

Un poema de Oliverio Girondo

QUE LOS RUIDOS TE PERFOREN LOS DIENTES...

Que los ruidos te perforen los dientes,
como una lima de dentista,
y la memoria se te llene de herrumbre,
de olores descompuestos y de palabras rotas.
Que te crezca, en cada uno de los poros,
una pata de araña;
que sólo puedas alimentarte de barajas usadas
y que el sueño te reduzca, como una aplanadora,
al espesor de tu retrato.
Que al salir a la calle,
hasta los faroles te corran a patadas;
que un fanatismo irresistible te obligue a prosternarte
ante los tachos de basura
y que todos los habitantes de la ciudad
te confundan con un madero.
Que cuando quieras decir: "Mi amor",
digas: "Pescado frito";
que tus manos intenten estrangularte a cada rato,
y que en vez de tirar el cigarrillo,
seas tú el que te arrojes en las salivaderas.
Que tu mujer te engañe hasta con los buzones;
que al acostarse junto a ti,
se metamorfosee en sanguijuela,
y que después de parir un cuervo,
alumbre una llave inglesa.
Que tu familia se divierta en deformarte el esqueleto,
para que los espejos, al mirarte,
se suiciden de repugnancia;
que tu único entretenimiento consista en instalarte
en la sala de espera de los dentistas,
disfrazado de cocodrilo,
y que te enamores, tan locamente,
de una caja de hierro,
que no puedas dejar, ni por un solo instante,
de lamerle la cerradura.

Oliverio Girondo

miércoles, 23 de abril de 2008

Bronca contenida

Mi simpatía por este gobierno K es limitada, estrecha. Mi apoyo a sus medidas rengas no es incondicional: apenas se circunscribe a hechos puntuales muy definidos. Estoy del lado del gobierno en la puja con los productores agropecuarios sólo porque estoy en contra de la ambiciosa prepotencia de esos oligarcas de mierda. Nada más: no soy kaísta. Aplaudo lo que está bien, pero pienso que la mayor parte del bulto que llena el paquete está mal. Y ahora tengo mucha bronca, basta, se terminó, lo que se daba no se da más, me pudriste Cristina. Ya lo dije en mi opinión del 27 de marzo (ver Mano dura, please): las cosas a medias no sirven.
Si la idea es implementar una política redistributiva que apunte a una mayor equidad social, no se puede negociar con el enemigo, y mucho menos someterse a sus caprichos egoístas. Hasta ahora, lo del gobierno es una lamentable payasada que puso contra las cuerdas a la clase más baja: no se consiguió lo que en realidad será imposible si se espera contar con la aceptación de los que nunca quieren perder privilegios, y las consecuencias de la demostración de poder de estos, en contraste con la debilidad de un plan sin estrategias claras, ahondó el caos inflacionario que nos está llevando al abismo. Los parásitos del campo hicieron paro, cortaron rutas, provocaron un desabastecimiento que fomentó la especulación de otros sectores de poder económico no menos parasitarios, y esto se transformó en más inflación (que seguramente el Indec intentará camuflar como quien tapa una hoguera con una hoja de papel de diario). No es válido hablar de incrementos circusntanciales, porque nada de lo que aumentó como consecuencia del desabastecimiento volvió a su precio anterior, y un aumento permanente se define técnicamente como inflación. Todo a medias, pero a medias mal: un tiro por la culata...
¿Cómo hubiera sido hacer las cosas no a medias? Simple: tratar a los Cardon men del campo como si fueran maestros patagónicos, usando la fuerza pública para que se suban a las 4x4 y se dejen de romper las pelotas en medio de la ruta, por las buenas o por las no tan buenas, ¿para qué están los gases lacrimógenos y las balas de goma? Una demanda violenta que atenta contra los intereses colectivos justifica plenamente una respuesta igualmente violenta. Cortar rutas y digitar el destino de un país es violencia, vaciar más aun las mesas de los pobres es violencia, aunque no se vean armas. Y después, despejadas las rutas, si siguen jodiendo se aplica la Ley de Abastecimiento y a otra cosa.
Pero al gobierno lo único que se le ocurre es mandar al descerebrado de D'Elía y sus muchachos como fuerza de choque en la Plaza, y a Moyano y sus camiones como patrón de las rutas...
¡Basta Cristina, la concha de tu madre! Los tiempos de aquellos a los que las tripas les silban de hambre no son los mismos que los tuyos, dándote el lujo de tunear el avión presidencial y comprarle un auto de cuarenta lucas verdes a tu hija adolescente. Este pueblo, el estrato más sumergido de este pueblo, espera respuestas inmediatas, hechos concretos para paliar la tensión de la miseria. A medias no sirve, a medias es nada, o hasta peor que nada…
Gus 

lunes, 21 de abril de 2008

Fragmentos de cartas de 2004

De Gus a Dill

28 de marzo ‘04
Se cumplieron veintiocho años del golpe militar del ’76, y aunque no tengo ganas de hablar mucho del tema, sin ponerme solemne quiero compartir con vos un minuto de… reflexión.
Esa historia negra del país es una historia negra en nuestras vidas, que seguramente, como vos decís, habrían corrido mucho más peligro si la cosa nos tomaba un par de años más grandes, pero que igual nos agarró en un momento tan crucial en la vida de un ser humano que casi diría que nos la cagó. Lo que quiero decir es que tanta represión y tanto miedo vividos a los dieciocho años seguramente contribuyeron a acentuar algo que venía con nosotros desde la cuna: éramos medio pelotudos desde el vamos (no se ofenda compadre: yo era medio pelotudo, y me parece que usted también), y esos milicos de mierda (la cara visible de un poder maldito), nos cortaron las alas del cuerpo, obligándonos a generar un anticuerpo con forma de alas de la mente que, al no encontrar un espacio para volar libremente, se anquilosaron y se convirtieron en símbolo de que "lo que está y no se usa nos fulminará".
Hace un rato dije que los milicos nos cagaron la vida, y la verdad es que no estoy muy convencido de que haya sido tan así. Me incomoda un poco haber dicho eso, que entre otras cosas parece una falta de respeto a la memoria de los que fueron torturados y desaparecidos. Seguramente no fue agradable para nosotros (y para otros miles y miles de sobrevivientes) haber padecido la dictadura, pero cuando pasó estuvimos intactos para celebrarlo. Y para intentar recomponer la estructura sicológica descompaginada por el horror.
Sin embargo creo que los milicos no tuvieron mucho que ver con algunos puntos básicos de mi vida, como la incapacidad de relacionarme bien con el sexo opuesto. Antes del golpe, y durante la dictadura, yo ya estaba mal parado en ese terreno, y creo que si en lugar de estar viviendo tiempos de absoluta represión en todo sentido hubiera transitado la adolescencia con un entorno de destape, habría quedado igualmente descolocado (aunque esta vez no pluralicé, me parece que la prenda le calza también, compadre).

9 de marzo ‘04
Cuando yo hablo de Dios, me muevo en un plano del absurdo, compadre. Al igual que usted, no creo que Dios haga ni deje de hacer nada en el ámbito terrenal (ni en ningún otro: ¿qué podría hacer o dejar de hacer alguien que no existe?). Nadie puede estar seguro de nada: tanto los que creen como los que no creemos, nos manejamos dentro del ámbito de la fe o la falta de ella, ya que pruebas no tenemos de nada. Ni siquiera la razón da respuestas concluyentes. La pregunta entonces sería ¿porqué hablo de Dios si no creo que exista? Bueno, hablo de Dios porque el enemigo habla de Dios. Cuando yo cuestiono o puteo a Dios, en realidad lo que estoy cuestionando o puteando es el manejo de la idea de un Dios digitada por el poder siniestro de los siniestros poderosos que gobiernan el planeta: en sus manos sucias, Dios es un arma más poderosa y letal que cualquier otra, aunque no se manifieste con explosiones ni disemine virus o gases de mierda. Cuando me dicen que Dios castiga y yo les contesto que entonces Dios es un hijo de puta, lo que les estoy diciendo es “ustedes son unos hijos de puta”. Pero para nada quisiera que mi mambo con Dios, o con la idea de un supuesto Dios en el cuál no creo, resultara ofensivo para quienes sí creen.

Dios!!

Si Alejandra Pradón se hubiera muerto como consecuencia de la caída desde un séptimo piso, no me habría sentido feliz… ni triste, ni nada: no me habría conmovido en absoluto. Pero me da un poco de bronca pensar que una pobre puta de cerebro reducido haya sobrevivido a un caída de siete pisos porque impactó con la pelvis, y que Juan Castro se haya reventado la cabeza al caer desde un insignificante primer piso, cinco metros a lo sumo. Aunque no es algo que se pueda medir en términos de equidad, me parece terriblemente injusto. Pero la vida es así… Yo no sé si hay un Dios (o muchos, o ninguno), pero igual me dan ganas de putear a Victor Sueiro. ¿Por qué suponer que Dios está presente en cada milagro de buen final, y no suponer que también está presente en cada desgracia o catástrofe? Si Dios existe, creo que es razonable juzgarlo por todo, y entonces mientras los pelotudos como Sueiro gritan ¡bendito sea Dios el milagrero! yo le escribo el prontuario más negro…
"Para ti soy ateo. Para Dios, la oposición".
No, mentira: en realidad no tengo nada en contra de Dios (si ni siquiera sé si existe..). No es con Dios mi problema, sino con las interpretaciones erróneas, tendenciosas, maliciosas, fascistas, que algunos hijos del poder hacen de sus acciones y sus ausencias. Lo que me desquicia es la estupidez

Gus, 18 de marzo ‘04

viernes, 18 de abril de 2008

Espejito, espejito...

Las pavadas ingeniosas, cuando son expresadas por voces célebres, suelen contar con la adhesión de esa mayoría que parece tener plumas verdes en el cerebro. No me lo banco, quiero estar afuera de ese circo. Prefiero abstenerme de decir o repetir berretadas que apuntan a convencer desde la forma.. porque no tienen contenido. Para eso trato de no decir nada que no se refiera a mí mismo (trato de no decir nada de nada, porque no creo que haya algo de la propia piel hacia fuera que valga la pena de ser dicho). A veces no puedo evitarlo y escribo pelotudeces para la turba, pero estoy bastante a salvo: mi blog no lo visita nadie.
Alguien (no se quién) dijo alguna vez que el rostro es un reflejo del alma.. Yo no sé qué carajo es el alma, pero razonablemente sospecho que el tipo se refería al mood, o a una sumatoria de factores ocultos que definen el estado interior (única analogía sensata que daría sentido a la apreciación, aunque a costa de la pretendida originalidad). Como sea, si es verdad que la cara es una imagen virtual del alma y revela su estado, mi alma debe estar muy mal, hecha una verdadera porquería, un trapo sucio volátil..
Con el tiempo vamos aprendiendo a no ser del todo objetivos al evaluar la imagen que nos devuelve el espejo. Es así, y está bien que así sea. Supongo que se trata de un natural mecanismo de defensa espontánea no consciente, que nos protege del colapso del ego y el subsiguiente estallido cerebral autoinducido.. Yo, sin embargo, decidí prescindir de esos paliativos (que me caen como una limosna), elegí excluirme de la parodia que muchos montan en torno a la propia imagen para falsearla y mejorarla, opté por rechazar las píldoras doradas. Me niego a ir detrás de lastimosos engaños. No trato de verme como no soy, enmarcándome en una virtualidad lamentable. Me cago en las truchas estrategias de autodefensa: que se vengan los años, que aparezcan las arrugas y las canas, que crezca la panza y se ablanden los músculos, que se alteren las formas y los ojos pierdan agudeza, que el amigo cada vez lo sea menos.. a mí no me afecta (o sí, pero en todo caso, no habiendo absolutamente nada que hacer al respecto..).
Los optimistas de siempre dirán que hay maneras de mantenerse o mejorarse, demorando los estragos del tiempo en el cuerpo. Ja, ja, ja, boludeces, puras boludeces. No estoy dispuesto a auto flagelarme con ridículas prácticas gimnásticas y/o cosméticas sólo para verme un poco mejor (¿cuánto es un poco, un diez por ciento?, no, ni en pedo: no me anoto).
Veo en el espejo lo que realmente muestra, lo que hay, lo que queda, y lo acepto tal cual es con sombría resignación. Masticando esa indigerible mezcla de bronca e impotencia, pero resignado al fin: no me verán arrodillado, ni tratando de evitar lo inevitable. Lo último que quisiera es la autocompasión.
Estoy bastante estropeado. Sé que podría ser peor, sé que muchos a mi edad están más arruinados y parecen más viejos, pero eso no significa que yo sea una maravilla. Ni ahí. Cargo medio siglo en mi espalda, y lo siento. La imagen.. es algo efímero. Efímero y subjetivo. No me importa lo que los demás opinen sobre lo que ven: me importa lo que yo veo. Y lo que veo en el espejo deja bastante que desear. Si los seres humanos tuviéramos fecha de vencimiento, yo ya estaría para la góndola de las ofertas.
Esta condición de la naturaleza que inexorablemente nos hace envejecer, convirtiéndonos progresivamente en una porquería que si no tiene la suerte de pasar a barajas en tiempo y forma corre el riesgo de terminar babeándose en una silla de ruedas (etc.), no es lo único deplorable de la vida: hay más, mucho más..
¡Qué falta de respeto, qué desconsideración! ¡¿Por qué me tiraron acá sin explicarme nada, sin siquiera preguntarme si me quería quedar?!

guS

jueves, 17 de abril de 2008

Honor o muerte

Por Juan Gelman

El 5 de junio se cumplirán tres años del suicidio en Irak del coronel norteamericano Ted Westhusing. Lo habían ascendido pocas semanas antes y le faltaban cinco para terminar su misión en el país ocupado. Lo encontraron en su trailer con el orificio de un tiro detrás de la oreja izquierda disparado por su Beretta 9 milímetros de servicio. En realidad, no se mató él: lo mató su sentido del honor militar.
No pocos veteranos de Irak y Afganistán se han suicidado –687 al 30 de marzo de 2007 (The Independent, 1-4-07)– sea en pleno servicio, sea al volver a casa, por razones que un grupo de psicólogos de las fuerzas ocupantes sigue investigando. Las que llevaron a la muerte de propia mano al coronel Westhusing –el de mayor grado hasta el momento– parecen claras, al menos la principal: su descubrimiento de la carencia de valores militares en los que creía profundamente. Era profesor de filosofía y de inglés en West Point, se había licenciado en estrategia militar y en filosofía rusa, publicaba trabajos acerca de su tema central, la ética militar. Su tesis de doctorado en Filosofía de la Universidad de Emory, Atlanta, se tituló “La virtud competitiva y cooperativa en el ethos bélico estadounidense”, un texto que exige del “guerrero que consagre todo su ser a la defensa de la Constitución de EE.UU., a la que ha jurado lealtad” (Texas Observer, 9-3-07), de lo cual era un practicante verdadero.
A fines del 2004, convencido de que el cumplimiento de sus ideales le demandaba acudir a la guerra inventada por W. Bush, abandonó la seguridad de la cátedra para ofrecerse como voluntario en Irak. Fue destinado al comando multinacional de seguridad bajo las órdenes directas de los generales Joseph Fil y David Petraeus, el mismo que, hoy comandante en jefe de las tropas ocupantes, compareció la semana pasada ante el US Senate para demandar que se eternice la ocupación de Irak. Asignaron a Westhusing la tarea de supervisar el trabajo de USIS (US Investigation Services), una empresa privada que el Pentágono contrató para entrenar a tropas del “gobierno” iraquí en operaciones antiterroristas especiales. Entonces se vio cercado por las contradicciones entre el filósofo que se hace preguntas y el soldado que debe obediencia.
El contrato de USIS por valor de 77 millones de dólares obliga a la firma a proporcionar instructores en materia de seguridad y su único gasto es el pago del salario de los 15 mercenarios israelíes que envió a Irak, unos 7500 dólares mensuales por cabeza. Westhusing comprobó que algunos de ellos no cumplían su labor, que USIS robaba al gobierno y que ese personal asesinaba a su antojo a civiles iraquíes. Elevó a sus superiores un detallado informe sobre la corrupción imperante y la respuesta fue un silencio que lo llevó a pensar que la situación también beneficiaba a sus jefes. Así comenzó a descender las gradas de la alarma y la desesperación.
“En los e-mails que enviaba a su familia, Westhusing se mostraba particularmente turbado por una conclusión que se le impuso: valores militares tradicionales con el deber, el honor y el país habían sido reemplazados por el afán de lucro en Irak, donde EE.UU. ha llegado a depender excesivamente de los contratistas para tareas que antes realizaban los militares” (The Hufftington Post, 10-4-08). Junto al suicida yacía una carta de cuatro páginas, escrita en letras mayúsculas, que dirigió a Fil y Petraeus. Dice en su párrafo inicial: “No estoy seguro de si puedo confiar en ustedes o no” (www.texasobserver.org, 9-3-07).
La carta no habla a medias: “Gracias por decirme que era un buen día hasta que les informé (sobre USIS). A ustedes sólo les interesa la carrera y no el apoyo a su personal... No puedo ser parte de una misión que entraña la corrupción, el abuso de los derechos humanos y la mentira. Estoy harto, ya no más. No decidí voluntariamente (venir a Irak) para secundar la corrupción, a los contratistas ávidos de dinero, a comandantes sólo interesados en ellos mismos. Vine para servir honorablemente y me siento deshonrado... ¿Para qué servir cuando no se puede cumplir la misión, cuando ya no se cree en la causa, cuando cada esfuerzo que uno hace choca con mentiras, la falta de respaldo y el egoísmo? Ya no más. Mírense a sí mismos, comandantes. Ustedes no son lo que piensan que son y yo lo sé” (www.alternet.org, 10-4-08). Lo supo y entró en una profunda depresión. La semana anterior al suicidio se lo vio desanimado, ausente de lo que sucedía y a menudo mirando fijamente su Beretta 9 milímetros. El católico Westhusing, soldado y filósofo, sólo encontró esa manera de terminar con el pisoteo manifiesto de su fe en el honor militar. Hay desilusiones que matan.

artículo aparecido en Página/12 el 17/04/08
aporte de Dill

martes, 15 de abril de 2008

FRASE

Dijo Noam Chomsky:
"Los medios de comunicación son a la democracia lo que la cachiporra a las dictaduras".
aporte de Dill

viernes, 4 de abril de 2008

Desasnándonos

Aporte de Gus

Pagando, cualquiera baja cualquier cosa. Pero sin pagar también se puede conseguir casi todo (el casi representa un mínimo margen de figuritas difíciles, que siempre las hay, y que en mi experiencia no supera el 0,5%).
Hay varias maneras de buscar descargas gratis en la web, y varias maneras de bajar lo que sea. A mí particularmente me interesan la música y, eventualmente, los videos (clips y películas). Pero de la misma manera se pueden buscar (y encontrar) otro tipo de archivos.
No voy a entrar en un terreno teórico innecesario, no me parece importante ni quiero aburrir con tecnicismos inútiles, no soy Wikipedia ni la Encarta: apenas me propongo compartir algunas experiencias transformándolas en información y recomendaciones útiles para mis amigos. Para ello, simplemente voy a hablar un poco de los métodos de búsqueda y descarga que conozco y usé.
Para bajar un disco a tu máquina, lo primero es encontrarlo, y caprichosamente dejaré ese punto para el final.

En general, las descargas a través de redes P2P (peer-to-peer, o intercambio de archivos “entre pares”), no me satisfacen. Pero a veces, si no queda otra (cuando no se encuentra lo que se busca para la descarga directa desde un servidor único), programas como Ares, eMule o los clientes bitorrent, pueden resultar útiles. Lo único bueno de estos es que se puede interrumpir una descarga y reanudarla después sin perder nada. Pero las descargas son terriblemente lentas (hay que “hacer cola”, y con frecuencia se taran por horas y horas), debido a que lo que está bajando es un poco de acá, otro poco de allá y otro de más allá, un picoteo de pedazos que uno nunca sabe si terminarán siendo el archivo íntegro cuando Dios quiera que se complete la cosa.
ARES: Si no fuera porque mi hija lo usa, no lo tendría instalado en mi máquina. Pero como lo tengo, a veces lo uso para lo único que sirve: descargar temas, canciones “sueltas”, o algún videíto (si es largo hay que tener muuucha paciencia). Discos completos es casi imposible encontrar. Una cagada. A favor sólo puedo destacar la interesante alternativa Abrir/Vista Previa, que permite previsualizar (o pre escuchar) un archivo mientras está bajando, sin necesidad de que se haya completado la descarga.
eMule: En cuanto a velocidad de descarga, es la misma mierda que el Ares; pero con la mula se encuentran muchas cosas, hay mucho material en mp3, discos y discografías completas. Yo encontré unos cuantos discos que me había cansado de buscar por otros lados. No tiene la opción de previsualizar.
BitTorrent: El mecanismo es similar al de otras redes P2P, pero hay algunas diferencias que lo hacen mejor, más rápido (tómese con pinzas). Es necesario tener un programa cliente para la descarga, pero la búsqueda no se hace directamente desde ese programa, sino en sitios de los que hay que descargar primero un pequeñísimo archivo con extensión .torrent, el cual después se abre con el cliente para iniciar la descarga.
Las mejores fuentes de búsqueda de torrents para encontrar música (o lo que se te ocurra) son:

http://isohunt.com
http://www.mininova.org/

De los varios clientes que probé, los mejores son uTorrent y BitComet. Yo prefiero el uTorrent, que no se instala, simplemente se guarda donde uno quiera (por ejemplo en C:\Archivos de programa), y se ejecuta (poner un acceso directo en algún lugar cómodo, como el escritorio). Descargar de acá:
http://www.utorrent.com/download.php

Primero bajá el programa, y después el pack de idiomas (que se guarda en la misma carpeta que el ejecutable, y se aplica sólo, cosa ‘e Mandinga).
No hay mucho más para decir de estos programas para descargas P2P. Yo los uso poco, por necesidad, y casi como están configurados por defecto al instalarlos, con apenas unos pocos cambios. Si a alguien le interesa, se pueden encontrar tutoriales en la web (pero no pretendan que se los busque yo: a mí no me interesan).

La descarga directa es otra historia, muy diferente. A diferencia de las P2P, no se descargan archivos de las máquinas de otros usuarios de una red, sino de un servidor único, fijo, en el que está alojado completo el archivo en cuestión, y la velocidad de transferencia depende del ancho de banda de subida del emisor y del ancho de banda de bajada del receptor (dicho en criollo: es abismalmente más rápido).
Para este tipo de descarga no es necesario tener ningún programa: basta con el navegador (usen Firefox carajo, que es más eficiente, no se dejen espiar por Microsoft a través del Explorer, que además es una bosta).
Entre las empresas que ofrecen el servicio de almacenamiento de archivos (file hosting) se encuentran Rapidshare, Megaupload, Badongo, zSHARE, GigaSize, FileFactory, DepositFiles, etc. Todas ofrecen un servicio Premium (obviamente pago, que por mí se lo pueden meter en el culo), y otro Free (gratarola). El problema con el servicio Free es que estos hijos de puta pretenden limitar el número de descargas de un mismo usuario, imponiendo un castigo o multa (tiempo de veda) tras una descarga completada. Por un archivo del tamaño de un disco término medio, te pueden bloquear por un par de horas… ¡qué inmoralidad! Pero no desesperen, que hecha la ley hecha la trampa: estos cochinos retardados sólo te pueden impedir el acceso free si te identifican… por el número de dirección IP (no importa qué carajo es). Pero los usuarios de Arnet, Speedy y cualquier proveedor de Internet que asigne una dirección IP dinámica, nos podemos otrar simplemente reseteando el modem: basta con desconectarnos de Internet y volver a conectarnos al toque para estar camuflados, con una dirección IP nueva (los que tiene servidores que asignan una dirección IP fija, cagaron: no hay otra manera de burlar a estos señores, sólo les queda esperar).
Los archivos que uno va a bajar de cualquiera de estos depósitos, están ahí porque alguien los subió y después publicó el link de descarga (subir un archivo es fácil, y también existe la opción free, pero ese es otro tema, acá estamos abocados a las bajadas, no a las subidas: si alguien quiere saber cómo subir… que pele el plástico, mi número de cuenta bancaria es…).
A veces (muchas veces), se encuentran dos o más links de descarga para un disco o video. Esto se debe a que… no importa a qué se debe: hay dos o más y punto, y una vez descargados todos, se ve qué carajo se hace. Si el que comprimió el archivo hizo que WinRar lo cortara en partes, es necesario tener todas esas partes en una misma carpeta, y bastará con descomprimir la primera para que aparezca completo lo que se descargó. Pero también puede pasar que haya que descomprimir cada parte individualmente (no pregunten por qué: ni yo tengo ganas de explicarlo ni ustedes de escucharlo).
Ahora la pregunta del millón: ¿cómo buscar, dónde encontrar? Los sitios más indicados para encontrar descargas directas son los blogs y los foros. Y la manera más simple de ir a parar al blog o al foro indicado es… (¿lo digo o no lo digo?) …es… (hmmm… ¿revelo mi gran secreto o dejo que se hagan de abajo, que cada uno se ilumine sólo, como me iluminé yo?) …es escribir Rapidshare (o blog) después del texto que contenga los datos de lo que se busca. Yo lo descubrí una noche que se me cantó el orto bajar una figurita ultra difícil, “Crisálida” de Espíritu. No lo encontraba por ningún lado, y de repente se hizo la luz en mi altillo: “¿y si escribo Espíritu Crisálida Rapidshare en el campo de búsqueda de Google?" Probé, y al toque pintó un blog (creo que brazuca) en el que estaba posteado el disco. “Así que esa era…”, me dije, y empecé a encontrar de todo. Pero el disco buscado suele ser apenas la frutilla de una torta impensada: generalmente uno lo encuentra en un blog (o un foro) que te sorprende por todo lo que contiene.
A veces el link de descarga aparece muy visible, otras no tanto. Ahí hay que pelar un poco de imaginación y paciencia. En algunos blogs, el link está en los comentarios. En otros no está, y sólo quedar putear y volver al Google para buscar de nuevo. Pero a la descarga directa no hay con qué darle…

Y esto es todo por hoy. Si alguien quiere saber algo más, que pregunte a través de Comentarios. Si te parece que algo en esto no está claro... hacéte tratar.


martes, 1 de abril de 2008

CÓMO HACER UNA CRÍTICA MUSICAL

aporte de Dill
A pesar de no estar de acuerdo en todo (soy un fanático de Pat Metheny y no me parece que tenga discos malos ni que sea tan fácil de escuchar para todo el mundo), no puedo dejar de sacarme el sombrero ante el maestro crítico Don Diego Fischerman que escribió esta nota en el suplemento Radar del diario Página/12 del domingo 30 de marzo. Ahí va:

Esto es América

Por Diego Fischerman
Pat Metheny es el músico de jazz más conocido de las últimas décadas. Pero también el más discutido: fue él quien desafió los cánones clásicos introduciendo elementos folklóricos, melodías acusadas de blandas y sociedades musicales poco ortodoxas. Sin embargo, cada uno de sus discos buenos (también están los otros) termina demostrando que tiene razón. Y Day Trip, grabado junto a Christian McBride y Antonio Sánchez, el mejor trío posible de la actualidad, no es la excepción.
Pat Metheny es un blanco fácil. En una época en que el feísmo se ha convertido en sinónimo de pathos y en que la desprolijidad es signo de altura artística, bastan, para la descalificación, la buena técnica, el cuidado de una producción, la búsqueda del equilibrio en un disco o la belleza de su presentación. Metheny reúne en sus buenos discos –también los hay muy malos– cada una de esas características en un grado superlativo. Y, para peor, ostenta otras dos particularidades casi tan malas como ésas: es un melodista y suele rondar elementos estilísticos del folklore norteamericano. Es, en definitiva, un músico blando, apto para la musicalización de documentales sobre la naturaleza o, incluso, de ascensores y bares para jóvenes enriquecidos de vidas tranquilas o psicobolches cacharelizados. Esa es la apariencia –de la cual, es cierto–- pocos pasan. La verdad es otra.
Day Trip, recién publicado localmente, casi al mismo tiempo que en Estados Unidos aunque a un precio notablemente menor, es su primer disco de estudio con el notable trío con el que se viene presentando en vivo, junto al contrabajista Christian McBride y el baterista Antonio Sánchez. Es, desde ya, impecable. Pero, además, es excelente. La interacción entre los tres, los comentarios del contrabajo o la batería a las frases del guitarrista y la manera en que éste toma y reelabora las ideas aportadas por sus compañeros, son para el asombro. Hay exhibición de virtuosismo, es cierto, pero eso, en el jazz, siempre fue un elemento del propio discurso. De lo que se trata es de improvisar al filo de las posibilidades, una especie de equivalente musical de la vida peligrosa, y lo que sucede, simplemente, es que después de por lo menos cincuenta años de canonización, de escuelas de música ultraespecializadas como la Berklee de Boston –donde, de paso, estudió Metheny, y en la que, a partir de ello, uno de sus profesores, Gary Burton, lo incluyó en su grupo–, los límites se han corrido. El límite de las posibilidades, cuando cualquier estudiante puede tocar un solo de Charlie Parker más rápido y con mayor perfección que en el original, es, necesariamente otro. Están, desde ya, quienes construyeron meticulosamente su manera de decir cada vez más con menos elementos (Monk, por ejemplo). Pero también están los otros y no son más ajenos al género que los primeros.
Uno de los mitos del jazz atribuye a los negros una visceralidad ausente en el estilo de los blancos. La vulgata, crecida en escuchas apresuradas y poco atentas, llevó a una rápida identificación de –nuevamente– la desprolijidad con la urgencia expresiva y, obviamente, de lo contrario: la minuciosidad con la falta de trascendencia. Abundan, en el jazz, los negros minuciosos –John Lewis, por ejemplo, que, además, era inmensamente ascético– y los blancos desmañados (que la impericia de Chet Baker se manifestara con un sonido suave no la hace menos ruda). Poco tiene que ver el color con la expresividad. Y poco tiene que ver, también, el cuidado de la forma con la falta de calidad del contenido. La música de Metheny acarrea una paradoja que, en muchos aspectos, va en sentido absolutamente contrario a lo habitual. Debe haber pocas músicas cuya escucha resulte tan fácil (por lo menos en una primera aproximación). Y, no obstante, es, tal vez, una de las músicas más complejas en circulación, dentro de las que provienen de tradiciones populares. Nacido en Missouri, Metheny fue partenaire de Ornette Coleman, Jim Hall, Herbie Hancock, Charlie Haden, Roy Haynes y Dewey Redman, entre otros próceres del jazz. También fue compañero del bajista Jaco Pastorius en su primer trío y como parte del grupo de Joni Mitchell. Tocó con Milton Nascimento y con David Bowie (en la fantástica “This is not America”, compuesta para el film The Falcon and the Snowman de John Schlesinger). Goza del raro privilegio de que Steve Reich haya escrito para él, y de que Luciano Berio, en una inusual mirada sobre el jazz y alrededores, lo señalara, a mediados de los ’80, como “el músico más importante del momento”. Sus aportes, aun si se consideran algunos discos con su grupo como francamente menores, son innegables. En 1980 crispó al mundo del jazz con el americanísimo American Garage y la revista Down Beat publicó cartas de lectores, en contra y en encendida defensa, durante casi un año a partir de su edición. Incorporó al universo del jazz un cierto brasilerismo en el ritmo, un melodismo proveniente del pop, una manera de huir de las escalas estandarizadas y de improvisar angularmente, un concepto de ajuste grupal derivado del mejor rock y cierta funcionalidad de la guitarra rítmica venida desde los Apalaches. El garage americano de Metheny jugaba con mucho del moderno folklore norteamericano, incluyendo la música siempre un poco anónima de las radios FM y el jazz impersonal que la televisión y cierto cine industrial suelen usar como ambientación estandarizada. Los materiales incluían un cúmulo de fuentes poco prestigiosas para el aristocrático jazz neoyorquino. Eventualmente, allí cabían todas las músicas reales del imaginario estadounidense y no sólo las aprobadas por la academia (una academia distinta de la clásica, pero academia al fin). El camino de Metheny es tan complejo y múltiple como su propia música. Si por un lado ha derribado varias de las fronteras edificadas entre el jazz y otros géneros, por el otro es el músico de su generación –cumplirá 53 años en agosto– más respetado por sus maestros y predecesores y, tal vez, si se tienen en cuenta los proyectos en los que ha incluido a muchos de ellos, quien más los respeta. Es, también, uno de los que más ha tocado con contemporáneos, empezando por sus colegas guitarristas –Scofield, Frisell– y llegando a la última nueva estrella del piano, el intelectual Brad Mehldau, con quien toca en dúo y en cuarteto. Sus tríos siempre tuvieron que ver con el lado más improvisado –y, sí, salvaje– de la cosa. Con Pastorius y Moses, con Haden y Higgins –la versión más Ornetteana del formato–, con Holland y Haynes o, más recientemente, con Grenadier y Stewart, es donde siempre tuvo un mayor lugar el lucimiento individual. La nueva fórmula –con un McBride de afinación, fraseo e imaginación paralizantes, y un Sánchez de precisión pasmosa– es, tal vez, la mejor expresión posible de ese concepto. Quienes no gustan del sonido de la guitarra sintetizada que Metheny se empeña en utilizar siempre un poco, deberán pasarlo por alto para disfrutar el semi-reggae “Calvin’s Keys”. Y si la bella balada “Is this America (Katrina 2005)” parece tener poco que ver con el drama invocado en el título, habrá que conformarse con el hecho nada menor de que se trata, precisamente, de una bella balada. Day Trip es, en todo caso, nada más que un soberbio disco de uno de los mejores tríos que puedan imaginarse en este momento.

jueves, 27 de marzo de 2008

Mano dura, please

Espero que se tengan que meter las cacerolas en el culo. Eso no es el pueblo. Son los conchetos de Barrio Norte, Palermo, Recoleta, muchos de los cuales jamás pisaron el campo, preocupados por el temor de no poder veranear en Punta del Este el año que viene, o cambiar la 4x4 este año. Son los privilegiados de siempre, que se oponen a un reparto más equitativo de la torta porque están acostumbrados a las mejores porciones. Son los que se cuelgan del árbol que sea con tal de no resignar ventajas (los mismos que alguna vez, o muchas veces, avalaron golpes de Estado). Son los que piden mano dura cuando un piquete de los de más abajo, los que no tienen para comer, les resulta molesto.
Nunca un corte de rutas de los piqueteros ocasionó tanto daño, tantas pérdidas, como este de los productores agropecuarios. Los tipos se dan el lujo de tirar alimentos… Habría sido un gesto de grandeza, y hasta una medida demagógica muy hábil, decir “esto se reparte entre el pueblo, antes de que se pudra, que lo aprovechen los pobres”, pero no le pidamos peras al olmo: su lucha nunca giró en torno a comer o no comer, no saben lo que es el hambre, sólo les importa no resignar privilegios.
Entonces ahora soy yo el que pide mano dura. Pero no sólo para enfrentar este conflicto con los poductores del campo, sino también para cortarles las alas a los grupos empresarios que parecen tener más poder que el gobierno, y para revisar la inmoralidad que representan los sueldos de la clase política en un país devastado (¿por qué un diputado tiene que ganar más que un maestro o un empleado municipal?). Las cosas a medias no sirven, Cristina. Ya tenés el agua hasta el cogote, el pueblo espera que te juegues de una buena vez, que te zambullas del todo, cueste lo que cueste, caiga quien caiga…

Gus

miércoles, 26 de marzo de 2008

La plaza de las Trillizas

Por Sandra Russo


Hace rato que el campo seduce a la ciudad, tanto como la ciudad seduce al campo. “Yo estoy con el campo”, se leía ayer en las pancartas cuadraditas que exhibían jóvenes de look Cardon, una marca que, dicho sea de paso, tiene en Palermo su “torre rural”. Parece una bizarrada argentina, y acaso lo sea, pero en el sitio web de la marca que impuso la ropa de estancia entre jóvenes y adultos que de estancieros tienen poco, se indica que sus emprendimientos inmobiliarios se originaron en el deseo de que la gente del campo “se sienta en la ciudad como en su casa”.
Algunos barrios de esta ciudad, anoche, estuvieron con el campo, aunque no se sepa muy bien cuál es el lazo que se estrecha, más allá del espanto que los une, y que es el gobierno kirchnerista. Iba a pasar tarde o temprano, pero seguro iba a pasar ante alguna señal concreta de que había llegado la hora de redistribuir un poco, un poquito, algo de lo que tienen y nunca en la historia han cedido de buena fe o buena gana.
Las Trillizas de Oro lo supieron antes que muchos, y por eso hicieron buenos matrimonios: acabado hace rato su cuarto de hora, las chicas fueron noticia solamente porque las tres eligieron casarse con polistas. Hay un glamour polista que recoge cierta muchachada bilingüe, un toque de distinción en alpargatas, un manierismo de mate con la peonada, un aire de familia numerosa y divina que aunque argentina, es rubia y fina. La base social y cultural del nicho citadino que no tiene empacho en arrebatarles a los piqueteros sus piquetes y que desembarcó en las calles con entusiasmo de debutante, encanto del polista.
A propósito, el lunes 24 me equivoqué de marcha, y en lugar de ir a la de los organismos de derechos humanos aterricé en la de las agrupaciones de izquierda. Quien se atuviera a lo que allí se megafoneaba, jamás hubiese comprendido este país, que un día después, un solo día, ofreció en el mismo escenario el espectáculo del sector agropecuario forzando rebelión en la granja.
A pesar del arrebato con el que estas líneas están siendo escritas, hay al menos un par de cosas claras. Quien votó a Cristina Kirchner se presume que votó algo parecido a lo que pasa. Medidas que redistribuyan riqueza. ¿Por qué hasta ahora no se tomaron medidas como éstas? Porque medidas como éstas no son gratis. Porque la riqueza no se suelta. Porque no hay lógica ni ideología capaces de arrancarle a un sector privilegiado algo de lo que tiene. Porque a la redistribución de la riqueza hay que acompañarla y sostenerla y defenderla de la reacción que provoca. Porque para acompañar un proceso de redistribución de recursos y de asignación de torta hay que hablar claro, tener coraje y poner el cuerpo y la cabeza a favor de ese cambio. Porque es más fácil, desde un progresismo previsible, rancio y fofo, seguir boludeando con el bótox o las carteras de la Presidenta.
Hoy hay miles de personas en las calles con pancartitas que dicen “Yo estoy con el campo”, sin que eso signifique otra cosa que estar en contra de este gobierno y de las medidas que pueden rozarles las ganancias. Así ha sido siempre. Siempre han estado a favor de quien les done favores y en contra de quien se los recorte. No los mueve nada más que el bolsillo. No hay otra ideología que el bolsillo, aunque usen alpargatas y salgan de padrinos del hijo de un peón.

Publicado en Página/12 el 26/03/08
aporte de Dill

lunes, 24 de marzo de 2008

24 de Marzo de 1976

Memoria, verdad y justicia.
Memoria.
Verdad.
Justicia.
Nada más, nada menos.

Dill
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Peor es nada



Memoria, verdad, justicia. O mejor dicho: de ahora en más, verdad, memoria, justicia. La verdad la sabemos, la memoria conviene tenerla siempre aceitada, y la justicia…
La justicia ya nunca será, o será sólo a medias, simbólica: 25 años tarde, muchos de los criminales, milicos hijos de puta, terroristas de Estado, estarán muertos (de viejos, de muerte natural, muertos en libertad, muertos impunes, muertos sin haber pagado sus culpas, muertos en deuda por haberse robado 25 años de las merecidas sentencias), y los que quedan vivos se beneficiarán con una condena a prisión domiciliaria por edad avanzada, a la que no debieron haber llegado libres… Es mejor que nada, pero no es la más justa de las justicias.
Tal vez si los responsables de que no se haya hecho justicia a tiempo fueran declarados cómplices... si se los considerara tan responsables de la barbarie como a los criminales no condenados... si se aplicara la ley de la misma manera que se aplica en un caso de encubrimiento de delito común... Sí, ya sé, pido mucho, estamos en la Argentina...
Gus

miércoles, 27 de febrero de 2008

Tropiezos del caballo

por Fray Betto
* Fray dominico. Escritor.

Se habla mucho del neoliberalismo para definir el nuevo carácter del capitalismo. Pero ¿qué significa? La esencia del capitalismo es la acumulación progresiva de capital en manos privadas. Los bienes ya no tienen valor de uso; tienen calor de cambio. No son para vivir; son para ser vendidos. En el capitalismo el dinero -esa abstracción que representa valor- está por encima de los derechos y de las necesidades de las personas.Como observa Houtart, después de la Segunda Guerra Mundial tres factores manejaron las riendas del caballo de carrera llamado capitalismo: el fortalecimiento del movimiento obrero y el miedo a la expansión del comunismo, que hicieron que los Estados burgueses regularan los derechos laborales; la implantación del socialismo en el Este de Europa; y el proyecto de desarrollo nacional en países pobres como el Brasil (conferencia de Bandung, Indonesia, 1955)Esos tres factores eran la piedra en el casco del sistema capitalista que, por causa de ellos, se vio obligado a reducir su nivel de acumulación y su libertad de apropiarse de todo lo que podía generar riqueza.El caballo reaccionó. Dio una coz a la regulación del trabajo, lesionando los derechos de los obreros bajo el eufemismo de flexibilización, tercerización, etc., desmovilizando el movimiento sindical y aumentando considerablemente el índice de trabajadores informales y el desempleo, agravados por la creciente informatización de la economía.La segunda coz fue al socialismo, con la caída del muro de Berlín y la desintegración de la Unión Soviética, acrecentada con la cooptación de China. La tercera fue la globocolonización, la internacionalización de la economía y la imposición al planeta de un único modelo de sociedad, el anglosajón, que predomina en la zona rica del planeta.He ahí el neoliberalismo: libre de riendas y frenos, el caballo corría desbocado por la pista de la acumulación.Pero sucede que la vida está hecha de imprevistos. El sistema acarrea dentro de sí sus propias contradicciones. Como ya señaló Marx, él es su propio sepulturero. Y ahora el caballo se ve obligado a desacelerar su carrera por culpa de la crisis ecológica (el calentamiento global), de la crisis de superproducción (hay más oferta que demanda de productos) y de la actual crisis financiera que vacía los bancos de los EE.UU., hace que más de un millón de personas vieran evaporarse su sueño de tener casa propia, y provoca, en un mes, el desempleo de más de 35 mil operarios bancarios norteamericanos.Los gobiernos de los países capitalistas viven quejándose de que el déficit público es alto y de que ellos no tienen dinero para lo esencial: alimentación, salud, educación, etc. Sin embargo, en el momento en que el caballo tropieza aparece inmediatamente el dinero para socorrerlo. Bush liberó US$ 145 mil millones para tratar de evitar la recesión usamericana, y los Bancos Centrales del mundo rico intentan tener disponibles sus balones de oxígeno financiero para los bancos asfixiados por la crisis o en agonía ante un mercado que falla.¿Pero es que no vivían clamando que el mercado es el mejor regulador de la economía? ¿No vivían pregonando "menos Estado y más mercado"? ¿Por qué ahora todos corren a los brazos acogedores del Estado de bienestar financiero? ¿Y de dónde vino toda esa fortuna antes negada a los derechos sociales, al socorro de África, al cumplimiento de las metas del Milenio?La reciente reunión de Davos, club que aglutina a los dueños del dinero, fue como un cónclave de cardenales que, de pronto, descubren que Dios no existe. Ahí quedó estremecida la fe en el mercado. Si él trajo tantas bendiciones a los elegidos de la fortuna, ahora amenaza con maldiciones.Lo curioso es que el origen del problema no es mundial. Es local, en los Estados Unidos. Como toda la economía mundial se enganchó a la hegemonía unipolar de Wall Street, si éste tose, el mundo se constipa. Queda esperar a ver si la gripe es pasajera, curable con un analgésico, o llevará al paciente a la cama, atacado por fiebres e infecciones.
Lo que nadie pone en duda, mientras tanto, es que, una vez más, la cuenta de tantos tropiezos del caballo será pagada por los pobres. Así funciona el sistema que promete -libertad, prosperidad y paz para todos- y no cumple. Hay que buscar otro mundo posible.

tomado del sitio www.rebelion.org
aporte de Dill

viernes, 8 de febrero de 2008

No seas injusto con la Iglesia...

La limosna es para el mantenimiento del culto...
El culto es el cura, que sabe latín

Nemo

miércoles, 6 de febrero de 2008

CREDO

"Mi nación no tiene cruces ni banderas".
Fito Paez
aporte de Dill

YO DENUNCIO II

Aporte de Gus

Algunas veces, el anonimato voluntario me limita. Aunque parezca contradictorio, la identidad NN que elegí para este blog como garantía de seguridad y de impunidad, puede generarme conflictos a la hora de decir lo que pienso de algo o de alguien (principalmente de alguien). Pasa que no me parece justo agraviar desde las penumbras de la web, sin dar la cara. Por eso, sólo por eso, no voy a empezar esto diciendo que el cura de la Iglesia de Ciudad de Nieva es un reverendo hijo de puta… No lo digo si no me permito decir yo, ABC, digo que el Padre XYZ, Párroco de la Iglesia Nuestra Señora de Nieva, de San Salvador de Jujuy, es un cerdo hijo de remil putas. Pero aunque no lo diga, no pienso privarme del derecho de denunciar algunas mugres que prueban cabalmente que lo que no digo es la pura verdad…
Como ejemplos que justificarían ampliamente esto, podría contar muchas cabronadas, actitudes prepotentes y demás gracias del cura en cuestión. Pero creo que lo peor será, en este caso, el mejor botón de muestra. Este zángano sotánico no pide donaciones a los feligreses para la Iglesia como correspondería (si es que corresponde que la Iglesia ande pidiendo), no pide lo que se pueda si se puede, a voluntad y aptitud de cada uno, no: este parásito de mierda exige una cantidad específica ($100, cien mangos), fijada por él mismo. Y no digo boludeces por boca de ganso, no hablo al pedo, no estoy repitiendo algo sin fundamentos que escuché por ahí: mi suegra es asidua concurrente a la Iglesia de Ciudad de Nieva. Además, tengo una prueba mejor aun: una de las tantas vecinas que viven metidas en la Iglesia y entre otras cosas se ocupan de ir casa por casa recolectando donaciones, más de una vez nos dejó un sobre en el que estaba impreso el importe de la contribución solicitada.
Podría escribir diez hojas sobre esto, pero no vale la pena: que cada uno haga su propio análisis y saque sus conclusiones. Yo sólo denuncio algo que cualquier autoridad eclesiástica o laica puede comprobar si les interesa hacer algo al respecto. Porque así, la Iglesia de Ciudad de Nieva y su cura jefe apestan

ACLARACION
Mi anonimato se debe a lo ya explicado: acá yo soy NN, o ABC, o lo que se me cante, y al carajo. De cualquier manera, eso no le quita valor a nada, porque lo que denuncio es verdad comprobable. El anonimato del cura marrano ese, en cambio, se debe a que ignoro su nombre.

domingo, 3 de febrero de 2008

Si tuviera que describir mi estilo, mi prosa, mi manera de escribir... diría que sobre una estructura sobria, escueta y bien ensamblada, sin lujos pero sin baches, a veces coloco adornos estratégicamente combinados con el fondo, logrando así un efecto contundente... Es normal que una frase filosa, ingeniosa o impactante salve de la mediocridad a un todo que no brillaría en absoluto sin esos golpes (bajos) fortuitos, que mi imaginación espontáneamente escupe como se escupen esas inmundicias pulmonares con propulsión a tos: involuntariamente. ¡Qué asco!
Gus, Septiembre de 2005

viernes, 25 de enero de 2008

Leído por ahí

"Un cigarrillo acorta la vida 2 minutos, un vaso de whisky acorta la vida cuatro minutos, un día de trabajo acorta la vida ¡¡¡OCHO HORAS !!!

aporte de Dill

miércoles, 23 de enero de 2008

Que los cumpla feliz (Post de Dill)

Luis Alberto Spinetta
"ALMA DE DIAMANTE"

Ven a mí
con tu dulce luz
alma de diamante

y aunque el sol
se nuble después
sos alma de diamante

cielo o piel
silencio o verdad
sos alma de diamante

por eso ven así
con la humanidad
alma de diamante

Aunque tu corazón recircule
siga de paso o venga
pretenda volar con las manos
sueñe despierto o duerma...

...o beba el elixir
de la eternidad
sos alma de diamante, alma de diamante

bien aquí o en el más allá
sos alma de diamante

y aunque este mismo sol se nuble después
sos alma de diamante
alma de diamante

¡Feliz Cumpleños, Flaco!

aporte de Dill