Debí haberme despojado de algunas taras a tiempo, cuando todavía estaba bien parado en ese ruedo de... desalmadas que... a mí me sonaban así sólo porque... jamás comería lo que cocino, nunca compré lo que vendo, pero... las voces a mi alrededor decían otra cosa, diferente... Aprobaciones... hubo, muchas y valiosas todas, pero fue Ana la que me hizo temblar aquella noche en la casa del gordo Antonio, después de grabar unos blues en el porta studio... eran dos violas y su voz, los solos del gordo eran del carajo, pero la cara de Ana se iluminaba... así, como cuando escuchaba a Janis de pendeja, cuando empezaban los míos, boluuudooo sos un hijo de puta... Nunca debí haber tirado la toalla, pero lo hice, justo en el momento en que mis manos acariciaban el mejor punto y subiendo, y sin embargo preferí quemar todo, vender una, meter la otra en el ropero y... escribir estupideces para justificar lo injustificable. Una pena, vea...
Ahora digo... ¿cuántas veces más, qué me queda por quemar... será el teclado, será...?
Estoy cansado, cansado de verdad... Cansado de mí y de mis estupideces. ¿Por qué los dioses no toman posesión de todo lo que... está claro que no merezco, y se lo transfieren a otro?
No quiero, juro que no quiero seguir haciendo boludeces, pero es que... no encuentro esa puerta que me lleve a hallarme y... aprovecharme, disfrutarme, aceptarme... así, con lo poco o con lo mucho que es lo que hay y... pudo haber sido menos y peor, nada...
Gus
..QUE HOY SEA AYER SIN MAÑANA
sábado, 28 de marzo de 2009
jueves, 26 de marzo de 2009
Autobiografía no autorizada (Capítulo I)
Aunque en mi deeneí diga “Clase 1957” y, supuestamente, el día de festejar mi cumpleaños es el 6 de noviembre, nací a fines de 1972 (y tengo doscientos años…). Nada que haya pasado antes de ese año vale la pena de ser recordado, y mucho menos contado.
Por otro lado, me resulta difícil hablar de mí en singular… desde que descubrí que yo no soy yo: somos nosotros yo. Calma, no es una confesión de esquizofrenia, ni estoy jugando a la heteronimia de Pessoa: soy por lo menos dos, y me parece lo más normal del mundo. Dicho esto, creo que resultará más claro eso de autobiografía no autorizada, aunque inevitablemente el eco del absurdo persista.
Me propongo recordar y contar (recordar para contar). No me interesa mi vida antes del ’72, signado por cambios prodigiosos que me borraron de la cancha de fútbol y me colgaron una guitarra.
Tal vez todo haya empezado unos años antes, cuando siendo un pendejo de séptimo grado descubrí a los Beatles, los Stones, Creedence, Clapton, Zeppelin, Jethro Tull, Almendra y… se me voló la cabeza para siempre. Siempre hay alguien que te muestra, que te guía, que te provee, pero yo… me las tuve que ingeniar casi solo para descubrir y conocer ese mundo que me fascinó de movida. Así fue que me colgué del tren de la travelling band y… no me bajé nunca más.
Fue con Héctor a mi lado que empezó todo. Nos conocimos en el ’71, en el secundario, pero en primer año no nos dimos mucha bola (ni fue la música el primer tema de interés en común: fue la paja). Recién a fines de 1972 empezamos a mandar una juntos, se gestaba el monstruo de dos cabezas…
Héctor había empezado a estudiar guitarra ese mismo año, pero creo que no tenía definido un rumbo musical. Yo empecé a tocar después, casi en el ’73, pero con algunas cosas más en claro. El cabezón (Alberto) también estaba ahí, agarrando guitarras y bajos, sentándose a romper las pelotas en las baterías, y aportando lo suyo. Musicalmente no pasaba nada, éramos tan chiquitos… Pero desde el comienzo Héctor mostró ciertas condiciones naturales para la viola “rítmica” (como se decía en esos tiempos) y para cantar, y a mí en cambio me pintó el lead guitar. Juntos hicimos algunas cositas… intrascendentes pero lindas. Fue una época de mucha magia. Héctor y yo éramos inseparables.
En el ’74 conocimos a las mellizas, y a Mariel y a su hermana, Analía. La casa de Ana simboliza un capítulo muy fuerte de ese año y los que siguieron hasta el ’82. Pero me fui muy lejos. Vuelvo. El ’74 fue denso en este país. El escenario político estaba súper convulsionado: quilombo para que vuelva Perón, quilombo cuando vuelve Perón, quilombo porque Perón les da una patada en el culo a las juventudes revolucionarias, y el peor de todos los quilombos cuando Perón se muere y crece el poder del tipo ese al que no quiero ni nombrar, que creala Triple A , una fuerza parapolicial al mejor estilo de los peores milicos que habrían de venir después, para secuestrar, torturar y eliminar a todo aquel que les molestara. Los colegios secundarios no estaban al margen de esa agitación, el Pueyrredón era un verdadero caos. A mí no me jodían demasiado, sabían que era molesto pero no peligroso, y no tenía actividades políticas. Héctor, en cambio, cometió el imperdonable error de relacionarse estrechamente con un par de militantes de no se qué partido de izquierda (Vega y Chamorro, qué habrá sido…), y pasó automáticamente a integrar la lista negra de la institución: le hicieron la vida imposible para que se fuera… En fin, así estaban las cosas, y Héctor no tuvo otra alternativa que cambiarse de colegio para no perder el año. Tras una rápida búsqueda, en septiembre (o por ahí) se cambió al Sagrado Corazón de Barracas. Con Héctor se fue Pablo, el cordobés, que (como yo) no era víctima de persecución política, pero decidió huir del cuartel en que se había convertido el Pueyrredón. Detrás de ellos se fue Juan Gallastegui... (hoy vecino de Ciudad de Nieva, also known as Captain Nemo here).
En el ’74 conocimos a las mellizas, y a Mariel y a su hermana, Analía. La casa de Ana simboliza un capítulo muy fuerte de ese año y los que siguieron hasta el ’82. Pero me fui muy lejos. Vuelvo. El ’74 fue denso en este país. El escenario político estaba súper convulsionado: quilombo para que vuelva Perón, quilombo cuando vuelve Perón, quilombo porque Perón les da una patada en el culo a las juventudes revolucionarias, y el peor de todos los quilombos cuando Perón se muere y crece el poder del tipo ese al que no quiero ni nombrar, que crea
Y llegamos al ’75. Todos los exiliados del Pueyrredón ya estaban en quinto. El primer día de clases no me dejaron entrar al colegio (por el pelo y por no tener corbata), y entonces decidí, con unos cuantos más, ir a visitar a los asilados en el Sagrado Corazón. Fuimos, entramos de una, y se armó un quilombito más o menos, porque los conocidos corrieron a saludarnos y las autoridades nos sacaron cagando. Una locura, irrumpir con esa facha en un colegio en horario de clases. Dill recuerda bien ese día…
Creo que no pasó nada trascendente hasta las vacaciones de invierno, cuando conocí a Guillermo, Guido y Eduardo. Fue una fría tarde de Julio. Hubo un recital de vaya uno a saber quién en un colegio de… Remedios de Escalada tal vez, no se, ya pregunté y nadie se acuerda. Fui con Héctor y Pablo (tal vez también estuviera el cabezón), y ese fue el primer encuentro oficial de los que tiempo después habríamos de integrar el “grupo de los seis”. Esa misma noche fuimos a tomar algo al centro, al legendario bar de Lucas (el mozo), en Corrientes casi Callao, al lado de Zhival’s. Guido era muy silencioso, no hablaba un carajo, pero con Guillermo (que también fumaba Particulares 30) hubo onda al toque.
No podría precisar tiempos, pero creo que en apenas un par de semanas Héctor y yo empezamos a tocar con Guillermo (later Dill) y Guido. Primero fue en el colegio, el cura Arce habilitaba un aula, y estaba bueno, pero se pudrió todo cuando vio que llevábamos… ¡mujeres! a escucharnos ensayar, santa María madre de Dios ruega por nosotros pecadores, recuerdo difusamente aquella tarde de un sábado que nos dio la cana a… Miriam (¿o sería Gabriela?) y a mí (¿o sería Guido?) mandándonos escaleras abajo tras recorrer laberínticos pasadizos en busca de los sospechados recovecos del pecado de los que siempre se habló (¿qué habría, instrumentos de tortura, alguna reproducción de la maja desnuda toda enchastrada, esqueletos de sacerdotes con las falanges incrustadas ahí abajo, un larguísimo túnel que desembocaría en Santa Felicitas? no sé, abrimos una puerta, llegamos ver esa inquietante figura... ¿estatua o cura embalsamado?, nunca se supo, ahí apareció Arce y no nos dio tiempo de mirar bien). Bueno, el cura Arce casi se infarta, ¿adónde creen que van ustedes? y esto se terminó, uno les da la mano y se agarran el brazo… El cura puto ese… me hacía reír, cada vez que me veía mandaba lo mismo, “está comprobado científicamente que los muchachos que usan el cabello largo se están convirtiendo psicológicamente en mujeres”, y yo le decía pero… entonces Jesús... Sin embargo la que lo fulminó fue Miriam… la tarde que le respondió y usted no sabe padre que los hombres que usan pollera también? Bueno, como fuera, el cura nos sacó cagando de los claustros sagrados. Caigo en la cuenta de que ya estamos en el '76, y entonces nos echó dos veces el cura marrano... por llevar damas a los ensayos primero, y por intentar profanar los misterios sagrados después.
Sospecho que acabo de armar un terrible quilombo de tiempos superpuestos, mezclados, invertidos... pero no pienso revisar: meses antes o después, todo fue...
Continuará...?
Sospecho...
...algo desde hace un par de semanas, algo que sólo yo noto porque todavía es muy reciente, en gestación aun, una fotografía sin revelar.. Ese algo tiene que ver con mi manera de escribir: estoy en un punto desde el cual, dentro de muy poco, podré sentir que escribo mejor (¿mejor que qué..? ¿y es bueno eso?).
¿Ya se imagina Don Julio quién es mi influencia? Sí, obviamente. Pero influencia.. no, no es la palabra.. ¿debiera decir.. musa? En realidad creo que se trata de la aparición de un.. espejo que me devuelve ciertas imágenes que.. podrían mejorar mi escritura.
Sin embargo ya había notado algunos cambios antes de esa revelación. Cambios al revisar algo en bruto, para corregir: desde hace un tiempo vengo percibiendo que las correcciones a mí mismo jamás son aditivas sino todo lo contrario, siempre hay en mi prosa más exceso que defecto. Mejorar, embellecer, viene viniendo de la mano de simplificar, reducir, podar. A la mierda ese barroquismo pelotudo que parece subestimar al lector: lo obvio no se explica, el arte (grande o chiquito, no viene al caso) no es negociable, el estudiante de ingeniería se fue hace rato, no es asunto mío si el que lee tiene un tábano en el cerebro y me niego a hacerme cargo de tales desgracias ajenas; escribiría prospectos de medicamentos si algún lab me pagara, pero no es ese el caso..
Sí, normalmente corrijo lo que escribo. Corrijo para mejorar la forma, que es naturalmente desatendida en el momento de llevar una idea de la cabeza al papel.. y está bien que así sea. Todo lo demás no importa demasiado en ese punto, porque tiene solución después. Lo único que no la tiene es el olvido, la pérdida de lo sustancial. En ese primer escalón del proceso de la escritura, sería estúpido no concentrarse en lo único que importa: el contenido. A veces, solo a veces, algo sale redondito y limpio, indestructible de una, pero si eso no pasa.. calma: ahí empieza el juego divertido si se dispone de más recursos. En esa búsqueda estoy..
Y EL descubrimiento es.. que lo que sobra resta, aniquila cualquier approach poético.
¿Ya se imagina Don Julio quién es mi influencia? Sí, obviamente. Pero influencia.. no, no es la palabra.. ¿debiera decir.. musa? En realidad creo que se trata de la aparición de un.. espejo que me devuelve ciertas imágenes que.. podrían mejorar mi escritura.
Sin embargo ya había notado algunos cambios antes de esa revelación. Cambios al revisar algo en bruto, para corregir: desde hace un tiempo vengo percibiendo que las correcciones a mí mismo jamás son aditivas sino todo lo contrario, siempre hay en mi prosa más exceso que defecto. Mejorar, embellecer, viene viniendo de la mano de simplificar, reducir, podar. A la mierda ese barroquismo pelotudo que parece subestimar al lector: lo obvio no se explica, el arte (grande o chiquito, no viene al caso) no es negociable, el estudiante de ingeniería se fue hace rato, no es asunto mío si el que lee tiene un tábano en el cerebro y me niego a hacerme cargo de tales desgracias ajenas; escribiría prospectos de medicamentos si algún lab me pagara, pero no es ese el caso..
Sí, normalmente corrijo lo que escribo. Corrijo para mejorar la forma, que es naturalmente desatendida en el momento de llevar una idea de la cabeza al papel.. y está bien que así sea. Todo lo demás no importa demasiado en ese punto, porque tiene solución después. Lo único que no la tiene es el olvido, la pérdida de lo sustancial. En ese primer escalón del proceso de la escritura, sería estúpido no concentrarse en lo único que importa: el contenido. A veces, solo a veces, algo sale redondito y limpio, indestructible de una, pero si eso no pasa.. calma: ahí empieza el juego divertido si se dispone de más recursos. En esa búsqueda estoy..
Y EL descubrimiento es.. que lo que sobra resta, aniquila cualquier approach poético.
miércoles, 18 de marzo de 2009
Cartel
En realidad, como comprenderán, estas son mis últimas apariciones por acá... Lo que está, lo mio que ocupa espacio en este espacio, no tiene ningún valor, no sirve si sólo sirvió para mostrarme un cielo que no puedo tocar... Hagan lo que quieran, déjenlo ahí, borren todo, prendan fuego, pinten de otro color, lo que quieran. Por mí... este boliche se remata, y me importa nada si ponen una iglesia o un burdel. Yo me voy.
martes, 17 de marzo de 2009
Una respuesta
Para Dill (2004)
Me siento muy identificado con todo lo que decís de vos cuando hablás de tu “natural egoísmo, insolidaridad, antipatía, insociabilidad, haraganería, letargo, etc.”: todos los trapos sucios de tu podrido muestrario me calzan como a medida.
Yo también encuentro buenas intenciones en el fondo de mi ser, pero en el pragma de la cotidianeidad rara vez llego al fondo de algo. Y me atormentan mucho las justificadas culpas que siento a veces, porque mi condición de insensible hedonista es más fuerte que esas buenas intenciones que casi nunca se transforman en hechos: me guste o no (en realidad me tiene sin cuidado), soy un egocéntrico que convoca sus pocas fuerzas al servicio de la inactividad, y que sólo piensa en su comodidad y su satisfacción.
Lo que me diferencia de vos (para peor) es que ni siquiera me interesa lo que me interesa, ni me gusta hacer lo que me gusta: como te dije algunos mails atrás, “no tengo ganas ni de lo que tengo ganas”, el esfuerzo me enferma, y mi voluntad ni siquiera funciona aun cuando intuyo que algún movimiento me pudiera provocar placer. Pero supongo que esto último podría ser pasajero, una natural consecuencia de mi depresión crónica en esta estación sin cartel. El resto no: somos mi karma y yo, qué va'cer...
Creo que si leyera a Kafka en este momento de mi vida, pensaría seriamente en mudarme a un sexto piso...
Me siento muy identificado con todo lo que decís de vos cuando hablás de tu “natural egoísmo, insolidaridad, antipatía, insociabilidad, haraganería, letargo, etc.”: todos los trapos sucios de tu podrido muestrario me calzan como a medida.
Yo también encuentro buenas intenciones en el fondo de mi ser, pero en el pragma de la cotidianeidad rara vez llego al fondo de algo. Y me atormentan mucho las justificadas culpas que siento a veces, porque mi condición de insensible hedonista es más fuerte que esas buenas intenciones que casi nunca se transforman en hechos: me guste o no (en realidad me tiene sin cuidado), soy un egocéntrico que convoca sus pocas fuerzas al servicio de la inactividad, y que sólo piensa en su comodidad y su satisfacción.
Lo que me diferencia de vos (para peor) es que ni siquiera me interesa lo que me interesa, ni me gusta hacer lo que me gusta: como te dije algunos mails atrás, “no tengo ganas ni de lo que tengo ganas”, el esfuerzo me enferma, y mi voluntad ni siquiera funciona aun cuando intuyo que algún movimiento me pudiera provocar placer. Pero supongo que esto último podría ser pasajero, una natural consecuencia de mi depresión crónica en esta estación sin cartel. El resto no: somos mi karma y yo, qué va'cer...
Creo que si leyera a Kafka en este momento de mi vida, pensaría seriamente en mudarme a un sexto piso...
Documental
14/01/04
Me siento mal, compadre. Tengo un bajón de la puta madre, y esa sensación de desasosiego que tan bien conozco, instalada en el diafragma como una opresión insoportable. Algunas mutaciones ocurren progresivamente de una manera tan imperceptible que resulta difícil definir momentos, porque no parece haber límites entre uno y el siguiente. Sé que hace tiempo que estoy así, pero esto es peor ahora que un par de semanas atrás, y no puedo determinar ni explicar qué cambió, ni cuándo. Me angustian demasiado la incertidumbre y la malaria en la frecuencia de las realidades materiales. Trato de sobreponerme (¡que palabrita!), y a veces lo logro; pero cada mañana, cuando abro los ojos y demás sentidos, me cae en la nuca (y en el pecho) un peso que me puede: es la revelación cotidiana de un bajón que, en esos momentos, me encuentra con las defensas bajas y me supera. Recién cuando se me termina de cargar el sistema operativo puedo intentar algo, abrir algún programa que me rescate por un rato, o escribir alguna historia poco creíble que sistemática y convenientemente habré de creer hasta que deje de hacerlo y vuelva el bajón en un pico de intensidad máxima. No quiero que te pongas mal, compadre: te cuento esto porque es lo que me está pasando, y no tengo a quién contárselo acá (tengo, pero no quiero). Sé que si en este momento voy a un médico me va a recetar pastillas, y tendré que enfrentarme a una situación compleja, porque en realidad no quisiera volver a tomar porquerías: aunque siento que las necesito más que en ningún otro momento desde que las dejé, no me las procuré por propia iniciativa y entonces no veo una razón por la cual debiera hacerle caso a alguien que nada sabe de mi alma. Pero por otro lado estoy en un estado que apenas puedo soportar, y sospecho malas intenciones de mi mente, como si algo en mí estuviera esperando el permiso de la ciencia para volver a tomar tranquilizantes sin culpa… No sé, Gabbani, no sé nada, pero espero que las cosas cambien, que mejoren aunque sea un poquito, para salir de esta profundidad que no busqué ni creo merecer, porque hace mucho que dejé de hacer boludeces, y estoy haciendo lo mejor que me es posible, por mi mujer, por mis hijos y por mí.
Ahora… mirá Gabbani, si te voy a salpicar una vez más con las lágrimas secas de este oscuro llanto mío, creo que por lo menos te debo un poco de claridad. Entonces voy a tratar de ser claro, para que se entienda bien el punto central de mi estado. Todo lo que me pasa, todo esto que siento, admite una doble lectura, porque tiene dos caras (la vida es una moneda…). Creo que es bastante normal, razonable, o al menos esperable, que me sienta mal, angustiado y confundido, ante una situación de mierda que es bien real: cualquier persona sana se siente mal ante un soplo de infortunio, y la incertidumbre desestabiliza y atormenta porque genera miedos. Hasta ahí todo cierra correctamente un circuito lógico de causa y efecto. Pero como tengo en la cabeza un par de resistencias quemadas (entre otros defectos de hardware), es inevitable que haya fugas, recalentamientos y cortocircuitos. Entonces pierdo el control de lo que debería controlar, y quedo contra las cuerdas. Dije que quiero ser claro, y entonces la voy a hacer corta: lo peor de todo es siempre lo que yo mismo genero a partir de cualquier problema real que no puedo
resolver instantáneamente. Es como me decía Politti, “vos sos tu peor enemigo” (no tiene importancia quién es Politti). Si algo te supera por su propio peso… imagináte lo que pasa al agregarle un plus siniestro de yapa. Me enrosco como el más pelotudo, y hago una pirámide de un puñado de arena…
Me siento mal, compadre. Tengo un bajón de la puta madre, y esa sensación de desasosiego que tan bien conozco, instalada en el diafragma como una opresión insoportable. Algunas mutaciones ocurren progresivamente de una manera tan imperceptible que resulta difícil definir momentos, porque no parece haber límites entre uno y el siguiente. Sé que hace tiempo que estoy así, pero esto es peor ahora que un par de semanas atrás, y no puedo determinar ni explicar qué cambió, ni cuándo. Me angustian demasiado la incertidumbre y la malaria en la frecuencia de las realidades materiales. Trato de sobreponerme (¡que palabrita!), y a veces lo logro; pero cada mañana, cuando abro los ojos y demás sentidos, me cae en la nuca (y en el pecho) un peso que me puede: es la revelación cotidiana de un bajón que, en esos momentos, me encuentra con las defensas bajas y me supera. Recién cuando se me termina de cargar el sistema operativo puedo intentar algo, abrir algún programa que me rescate por un rato, o escribir alguna historia poco creíble que sistemática y convenientemente habré de creer hasta que deje de hacerlo y vuelva el bajón en un pico de intensidad máxima. No quiero que te pongas mal, compadre: te cuento esto porque es lo que me está pasando, y no tengo a quién contárselo acá (tengo, pero no quiero). Sé que si en este momento voy a un médico me va a recetar pastillas, y tendré que enfrentarme a una situación compleja, porque en realidad no quisiera volver a tomar porquerías: aunque siento que las necesito más que en ningún otro momento desde que las dejé, no me las procuré por propia iniciativa y entonces no veo una razón por la cual debiera hacerle caso a alguien que nada sabe de mi alma. Pero por otro lado estoy en un estado que apenas puedo soportar, y sospecho malas intenciones de mi mente, como si algo en mí estuviera esperando el permiso de la ciencia para volver a tomar tranquilizantes sin culpa… No sé, Gabbani, no sé nada, pero espero que las cosas cambien, que mejoren aunque sea un poquito, para salir de esta profundidad que no busqué ni creo merecer, porque hace mucho que dejé de hacer boludeces, y estoy haciendo lo mejor que me es posible, por mi mujer, por mis hijos y por mí.
Ahora… mirá Gabbani, si te voy a salpicar una vez más con las lágrimas secas de este oscuro llanto mío, creo que por lo menos te debo un poco de claridad. Entonces voy a tratar de ser claro, para que se entienda bien el punto central de mi estado. Todo lo que me pasa, todo esto que siento, admite una doble lectura, porque tiene dos caras (la vida es una moneda…). Creo que es bastante normal, razonable, o al menos esperable, que me sienta mal, angustiado y confundido, ante una situación de mierda que es bien real: cualquier persona sana se siente mal ante un soplo de infortunio, y la incertidumbre desestabiliza y atormenta porque genera miedos. Hasta ahí todo cierra correctamente un circuito lógico de causa y efecto. Pero como tengo en la cabeza un par de resistencias quemadas (entre otros defectos de hardware), es inevitable que haya fugas, recalentamientos y cortocircuitos. Entonces pierdo el control de lo que debería controlar, y quedo contra las cuerdas. Dije que quiero ser claro, y entonces la voy a hacer corta: lo peor de todo es siempre lo que yo mismo genero a partir de cualquier problema real que no puedo
resolver instantáneamente. Es como me decía Politti, “vos sos tu peor enemigo” (no tiene importancia quién es Politti). Si algo te supera por su propio peso… imagináte lo que pasa al agregarle un plus siniestro de yapa. Me enrosco como el más pelotudo, y hago una pirámide de un puñado de arena…
lunes, 16 de marzo de 2009
No matter who...
En los últimos tiempos (hablamos del ’98) venía a casa día por medio. La excusa era la guita. Supongo que esperaba que le dijera “tomá, para el colectivo de mañana”, o tal vez no: es posible que en su delirio apareciera de a ratos cierta… delicadeza como para no someterme a esas sesiones de tortura sin tregua. Pero antes de seguir, aclaro: yo me copaba en estar con él, como siempre.
El tipo entraba, beso, y yo por la cara ya sabía qué me esperaba. Aunque ya en esa época no había demasiadas variantes… El ritual empezaba siempre igual, se sentaba, encendía un cigarro (me too), y se reía pero no hablaba, sólo me miraba como diciendo “te escucho…”. Pero en realidad no me escuchaba un carajo, se limitaba a simular que escuchaba las novedades que le pudiera contar como quién se tapa la nariz para pasar el trago amargo, seguía mirándome, asentía de a ratos, pero yo sabía que estaba hablando al pedo, porque o no estaba ahí o le importaba tres carajos lo que le contara. A veces, de puro hijo de puta nomás, se la hacía larga, que después te tengo que aguantar yo a vos, y sabés que se hace eterno. Porque además era siempre lo mismo, tres cosas, sólo tres cosas, siempre las mismas tres putas cosas: “yo ya se que nunca…”, “yo ya se que nunca…” y “yo ya se que nunca…” En cuanto yo terminaba, sin apuro como para asegurarse de que cuando él comenzara no lo cortaría con “boludeces triviales”, ponía primera. A veces no empezaba de una con lo sabido, a veces traía la novedad del día, “boluuudoo, una minita… en el colectivo, yo ya no entiendo más nada, a mi me están jodiendo, una puerca de aquellas… con un forro terrible, encima gordo, y me marcaba la guacha, yo ya se que nunca…” (y yo pensaba “no te hagás el boludo, las mujeres te miraron siempre, hasta a mí me miraban de reebote sólo por estar al lado tuyo”). Cuando estaba de buen humor (yo), corría para donde él quería, y podíamos seguir en armonía por dos pavas de mate y un paquete de fasos, “al fin y al cabo es mi amigo de toda la vida, el más viejo, el primero que sigue vivo, y está así…”. Pero uno no es una planta, a veces me encontraba cruzado, y se pudría todo. Cruzado soy antipático, sarcástico… A veces le respondía “pero mirá vos… entonces el gordo no será tan forro, si se ganó esa minita debe ser más vivo que vos… puede ser eso o puede ser guita, pero si iban en colectivo…” No siempre acusaba recibo de una, él sabía que cuanto más tardáramos en tarasconearnos, más tiempo tendría para seguir con su monólogo, al fin y al cabo qué carajo le importaba mi opinión… Mientras no le dijera lo que no quería escuchar, parecía como que le daba lo mismo si yo le prestaba atención o si simplemente lo escuchaba pensando en cualquier otra cosa. Por eso me lo bancaba, vea. Entendiendo que necesitaba mi compañía… lo demás importaba poco.
El tipo entraba, beso, y yo por la cara ya sabía qué me esperaba. Aunque ya en esa época no había demasiadas variantes… El ritual empezaba siempre igual, se sentaba, encendía un cigarro (me too), y se reía pero no hablaba, sólo me miraba como diciendo “te escucho…”. Pero en realidad no me escuchaba un carajo, se limitaba a simular que escuchaba las novedades que le pudiera contar como quién se tapa la nariz para pasar el trago amargo, seguía mirándome, asentía de a ratos, pero yo sabía que estaba hablando al pedo, porque o no estaba ahí o le importaba tres carajos lo que le contara. A veces, de puro hijo de puta nomás, se la hacía larga, que después te tengo que aguantar yo a vos, y sabés que se hace eterno. Porque además era siempre lo mismo, tres cosas, sólo tres cosas, siempre las mismas tres putas cosas: “yo ya se que nunca…”, “yo ya se que nunca…” y “yo ya se que nunca…” En cuanto yo terminaba, sin apuro como para asegurarse de que cuando él comenzara no lo cortaría con “boludeces triviales”, ponía primera. A veces no empezaba de una con lo sabido, a veces traía la novedad del día, “boluuudoo, una minita… en el colectivo, yo ya no entiendo más nada, a mi me están jodiendo, una puerca de aquellas… con un forro terrible, encima gordo, y me marcaba la guacha, yo ya se que nunca…” (y yo pensaba “no te hagás el boludo, las mujeres te miraron siempre, hasta a mí me miraban de reebote sólo por estar al lado tuyo”). Cuando estaba de buen humor (yo), corría para donde él quería, y podíamos seguir en armonía por dos pavas de mate y un paquete de fasos, “al fin y al cabo es mi amigo de toda la vida, el más viejo, el primero que sigue vivo, y está así…”. Pero uno no es una planta, a veces me encontraba cruzado, y se pudría todo. Cruzado soy antipático, sarcástico… A veces le respondía “pero mirá vos… entonces el gordo no será tan forro, si se ganó esa minita debe ser más vivo que vos… puede ser eso o puede ser guita, pero si iban en colectivo…” No siempre acusaba recibo de una, él sabía que cuanto más tardáramos en tarasconearnos, más tiempo tendría para seguir con su monólogo, al fin y al cabo qué carajo le importaba mi opinión… Mientras no le dijera lo que no quería escuchar, parecía como que le daba lo mismo si yo le prestaba atención o si simplemente lo escuchaba pensando en cualquier otra cosa. Por eso me lo bancaba, vea. Entendiendo que necesitaba mi compañía… lo demás importaba poco.
Cómo crear entradas en un blog
Bueno, el blog ya está creado, no importa si es tuyo o si te invitaron: existe. Desde ahí vamos (si lo que querés es saber cómo crear un blog, seguí los pasos necesarios tal como indica Blogger).
Si eres invitado/a, el nombre de usuario y el pass son los mismos de la cuenta de Gmail a la que te llegó la invitación, que una vez aceptada, te habilitará a entrar a la cocina del blog.
Para empezar a cocinar (crear una entrada, publicar algo), abrí el blog (am I too obvious?, no importa, siempre hay algún tarado por ahí, y también tiene derecho a saber). Ahora hacé clic en Acceder (arriba, a la derecha). Accedé (si te explico como me vas a putear). Hacé clic en Nueva entrada para crear una, o en Editar entradas para… (a quien tenga derechos full… no creo que haga falta aclararle que está prohibido profanar lo ajeno). Supongamos que elegiste crear una entrada… No hay mucho que explicar, al ver verás… Lo que se abrió ante tus ojos es tan parecido a lo que usás para escribir un mail… que no voy a perder más tiempo con esto.
Si eres invitado/a, el nombre de usuario y el pass son los mismos de la cuenta de Gmail a la que te llegó la invitación, que una vez aceptada, te habilitará a entrar a la cocina del blog.
Para empezar a cocinar (crear una entrada, publicar algo), abrí el blog (am I too obvious?, no importa, siempre hay algún tarado por ahí, y también tiene derecho a saber). Ahora hacé clic en Acceder (arriba, a la derecha). Accedé (si te explico como me vas a putear). Hacé clic en Nueva entrada para crear una, o en Editar entradas para… (a quien tenga derechos full… no creo que haga falta aclararle que está prohibido profanar lo ajeno). Supongamos que elegiste crear una entrada… No hay mucho que explicar, al ver verás… Lo que se abrió ante tus ojos es tan parecido a lo que usás para escribir un mail… que no voy a perder más tiempo con esto.
Gus
guidino modelo 2004
solamente pasa, el tiempo esta hecho para eso y para ninguna otra cosa.las calles porteñas con sus eternos personajes de mirada desvalida, mezclandose con los otros, lobos feroces que te pueden devorar a la vuelta de alguna esquina.compre un cd trucho de marsalis y me vine al centro…el dia esta esplendido...fresco, eso si, pero sin lluvia.el centro con las caras de siempre, ojitos traviesos que te radiografian para ver como cagarte, pendejas tentandote para un sauna, canas, vendedores ambulantes y esos pocos billetes en el bolsillo para comprarte un libo de oferta en algún revoltijo de la avenida de mayo, o venir aca y es como llamarte por telefono.lastima que el tuyo no suena, no tiene numero.siguen desfilando conocidas caras extrañas, intrascendentes tragedias cotidianas,los mismos dolores de hombres y mujeres multiplicados infinitamente por los mismos espejos de hielo incandescente,y esa suerte de descosido que nos guia como a autómatas tras la sombra de algun roto.con la brujula desquiciada de las sospechas en torbellino no me siento seguro aca.tomare el subte para llegar a casa y un te con Valeria si es que no esta en el chat, invento del carajo ese, se conoce el alma de alguien antes que la cara.despues habra que volver al local, donde el tiempo y la costumbre me enseñaron a sentirme seguro.podemos caminar por calles abismales una y otra vez, juntando canas y libros y mas años, pero siempre la ignorancia de un destino anunciado nos enfrentara con el espanto de hace veinte años repetido como entre espejos y espejismos.pero no esta todo mal si es que asi debe ser, y si alguna esquina de la vida nos devuelve de vez en cuando esos colores nuevos que solo se dibujan en la sonrisa de carla o en los brazos de esas mujeres con o sin amor.no importa ya, queda poco tiempo y no podemos perderlo mirando las curvas del pasado:solo existe el presente que casi es futuro antes de tiempo,un futuro cada vez mas corto y por eso mismo cada vez mas imperioso de ser vivido.tuyo, gu...sano de mierda que te acaba de hacer una joda para TTZ (¿acaso pensaste que eras vos? Guidino... soy yo, clonando tu vieja Bic).
domingo, 15 de marzo de 2009
Clones
Me tienen harto. Esta mañana un pescado, riéndose, me empezó a decir "¿sabés a quién te parecés...?" y lo corté de una, "pará, no me digás... ¿a la concha de tu madre?" Estuve mal, pero bueno loco, yo no jodo a nadie... no me jodan. No me interesa hablar con desconocidos, y menos para escuchar idioteces.
A veces tengo ganas de eliminar todos los pelos de mi cara, estoy un poco podrido de Zappa en el espejo… y más podrido de los tarados que sin conocerme me dicen “Charly”. Si se van a copar en encontrarme parecidos, como si estuviera en este mundo sólo para que la turba se entretenga buscándome clones… (allá por el ’78 no podía salir a la calle sin ser ovacionado por los goles a Holanda) …prefiero a Brian May. Pero si me afeito… sé lo que se viene. Mi mujer, hasta que se acostumbra al nuevo look, se ríe cada vez que me mira, dice que soy muy feo (tiene razón) y se ríe… (como para pensarlo: no tengo muchos otros recursos para hacerla reír después de 24 años, y parece que a las mujeres les gustan los hombres que las hacen reír, qué bichos más raros… si lo pienso bien creo que por naturaleza estoy más cerca de hacerlas llorar). Sepan todos que yo puedo tener cara de figurita difícil, como decía Baby Lartigue, pero es mía carajo, no la presto más para el juego de los parecidos, y al próximo idiota que me grite ¡eh Charly! lo emboco, estoy tan cerca de que no me importe nada…
Ya sé, no me digan nada, ya me lo dijo la flaca en la mesa, hoy estoy con los cables en corto, mañana será otro día...
sábado, 14 de marzo de 2009
viernes, 13 de marzo de 2009
¿Treinta y cuatro años no es nada?
Treinta y cuatro años carajo, una eternidad, usted no era Don Julio ni mi compadre, ni siquiera Dill, era un tal Guillermo y yo aparecí con mi ridículo prendedor de Hendrix en el blazer y el gordo Collarini y vaya a saber quiénes más por detrás una mañana de marzo que no me dejaron entrar al Pueyrredón hasta que se corte el pelo y venga con corbata milicos de mierda, entramos a su colegio como un comando subversivo para ver a Hector y las autoridades nos sacaron cagando, que qué se creen estos locos peludos, entrar así en horas de clases, señores retirensé o llamamos a la police debe haber dicho Susana con Calderón desorbitado detrás, y yo a usted y a su amigo Guidoemilioferrari que tampoco era Guy aún no los conocía, pero igual se acuerdan porque el flaco alto con cara de patologías varias poco después sería el guitarrista de la banda, con Héctor también ahí, cantando a veces memorables armonías junto a the other beautyful voice Guidino on bass & usté con los palos que años después no se habría de meter en el culo sólo por cuestiones de incompatibilidad sexual, pero le diré que de cualquier manera eran objetos mucho más apetecibles para eso que una guitarra o un bajo, que quiere que le diga, si yo hubiese sido batero qué mal te veo Federico, tan mal como cuando a Guy y a mí se nos dio por hacer porquerías con la misma mujer dios santo de los cielos demonio de los infiernos que angosta era aquella cornisa diga usté que éramos como hermanos y el tiempo cura de espantos a todos menos a Héctor que se volvió una planta y no precisamente de cannabis ni alegría del hogar que no es ni siquiera hogar porque no basta una madre y a veces hasta sobra perdóneme Olga que ya se que usted no es una criminal pero el crimen está cometido y no veo a nadie más por ahí que usted y la víctima y yo también fui víctima por lo que de esto entiendo bastante más de lo que entendía cuando aquel parque mágico y misterioso nos cobijaba en sus tardes del génesis de todo con Gabrieladelcanguritoazul y Miriam sumadas a la fiesta sin globos que a todos confundió bastante porque años después no se sabía qué había pasado y qué no, pero que aquello fue milagroso nadie lo duda y después como la vida sigue siguió nomás sin rumbo pero con cauce pedregoso hasta el momento de descubrir que ya nada nuevo habría para descubrir y recordar aquellas lágrimas compartidas escuchando a Genesis en su cuarto de Gavignaaloeste como dos tarados, porque sepa que aunque usted no se acuerde yo sí, yo me acuerdo de todo porque soy un enfermo y me importa muy poco, como me importa muy poco saber que en algunos persisten ecos y en otros no, la vida es así y yo ni siquiera se así cómo o así qué, exiliado en el lejano norte desde que me harté de tener madre y padre y comida segura a la hora de comer ni un minuto antes ni un minuto después porque si no el aderezo era unas caras de culo que cortaban la digestión, y ahora acá arriba vuelvo a no saber qué oscuros designios operaron en esto para que esté como estoy podrido de tanta malaria que parece interminable escuchando a mi compadre y a mi hermano Guidino llorar desde el otro extremo de la distancia por dolores tan parecidos que me hacen sospechar que no arreglé nada escapando de aquellos lugares en los que hoy podría encontrar algunos remedios absurdos del laboratorio de la nostalgia que no curan nada pero distraen y a mí me sirve como me sirvió siempre… carajo.
¿Un qué?
No me jodás, payaso. Si querés ponélo, pero se llama nada...
Maldigo este bendito viento
mágico
si no trae más que delicias
que no se pueden tocar
Malditos amaneceres
que un cerco asfixia
relojes de sal
mareas invisibles
un espinal sin rosas
maldito este ángel perverso
en que me convertí
Maldito desde siempre
hasta las cenizas
Maldito el tiempo lánguido
y malditas las noches
demoradas
esperadas
sangrando en siestas convulsivas
sangrando y mintiendo
Como sea
bendito este viento…
maldito
mágico
si no trae más que delicias
que no se pueden tocar
Malditos amaneceres
que un cerco asfixia
relojes de sal
mareas invisibles
un espinal sin rosas
maldito este ángel perverso
en que me convertí
Maldito desde siempre
hasta las cenizas
Maldito el tiempo lánguido
y malditas las noches
demoradas
esperadas
sangrando en siestas convulsivas
sangrando y mintiendo
Como sea
bendito este viento…
maldito
Trance
Ya sé que dije... ¿y? En general me importa tres carajos lo que yo diga, lo que haya dicho y mi silencio también, no soy esclavo de lo uno ni de lo otro, soy dueño de mis incoherencias y me hago cargo. En este momento me rondan pensamientos... raros (¿esperabas otra palabra, como "insensatos" o "inverosímiles"? no, son apenas raros). No sé qué viento me arrasó hacia... (no sé ni me importa) ...el sur. ¡El sur! La estoy haciendo muy larga, me saco de tan vueltero, el loco en la calesita. Quisiera estar en el oeste del sur, bebido y bebiendo, Jack Daniel's please, pero no se asuste Don Julio, en péu sí pero no tanto como aquel desdichado 20 de junio día de la bandera me cago en la bandera y sepa usté disculpar que se me haya ido la mano de tal manera porque no sé si se acuerda de que quedé descerebrado en el living de su casa haciendo bardo en su cumpleaños perdón otra vez pero usted sabe que me estaba patinando el embrague y por eso después se reía en un bar de Once, se cagaba de risa y yo creí que era la absolución pero no, no mierda, después me volvió a decir que soy una bestia y también tuvo razón, pero ahora no importa porque ya fue, y yo lo que quisiera hoy ya mismo es teletransportame hacia su casa y festejar su cumpleaños por decreto, que Dill cumple años el 11 de marzo y a la mierda, al que no le guste que no coma torta y se vaya al carajo, pero tenga en cuenta que un poco ido voy a estar porque usted sabe que me gustaba escabiar de más como aquella otra noche en que usted también cumplía años y es por eso que estamos tan viejos compadre mío del alma y la concha de su hermana pero dicho esto con el mayor de los respetos porque usted sabe cuanto lo quiero y sabe que a Guido le diría lo mismo porque también lo quiero y el sí tiene una hermana tan descalza que alguna vez me fue parvas aunque no me acuerdo que estaría cantando en la foto porque estaba borracho y no por falta de memoria si yo me acuerdo hasta del puto día en que nací y por muchos años creí haber nacido para garcharme a esa desalmada que gritaba como la más puta de todas las putas cuando le ponía las manos encima (no, tu hermana no pelotudo, la guitarra), y después un mal día sin explicaciones ni despedidas ni un carajo la ingrata cerró las gambas y me dejó mudo del alma por un tiempo pero sólo hasta que mi implacable soberbia me hizo decretar que no fuiste vos palo de mierda la que me dejó, fui yo el que te sacó del medio porque a mí la única que me dejó se arrepintió tantas veces que llegué a creer que sólo volvía para poder abandonarme una vez más hasta que una vez más volvió y encontró el game over, tarde como siempre pero el daño estaba hecho ¿no Guidino?, si ni siquiera con usted estaba ya, y tarde se me ocurre tener estas ganas de estar mamado en Castelar con ustedes y mi desalmada que era linda la muy perra pero me conformaría con la Strato negra de Mariano que tiene colgada Hector en la foto para tocar rock'n'roll y blues bien podrido como aquella misma noche en que me dieron unas ginebras de Pachi porque parece que me había vuelto confiable otra vez y tocaría hasta salir disparado hacia no se ni me importa donde pero disparado en un bending de esos que estremecían a Ana cuando hacíamos algún blues con el gordo Antonio qué diparate ¿me imagina a mí compadre tocando blues? hoy parece imposible y vos calláte, ni se te ocurra decirme nada que tengo la boca seca de tanto desear tu néctar y tener que conformarme con agua que no es tu savia... que me sosiega un poco pero a vos no te va a hacer ver estrellas y creo que esto debe terminar porque podría seguir por los siglos de los siglos dando vueltas en círculo para empezar un millón de veces lo mismo ¿y?
sábado, 7 de marzo de 2009
For no one
Asumásmoslo: a algunos la web nos vende mejor de lo que somos. No hay ninguna intención, ni estrategias, ni nada de eso... simplemente pasa. Por lo que a mi respecta, Nebuland no es más que una feria de cuarta camuflada no se por qué o por quién: no compres, es todo trucho... Algo extraño pasa en este ámbito de más vuelos que realidad, algo que alienta el tráfico de espejitos que distorsionan y baratijas de colores brillantes. No hago ni digo nada con intenciones premeditadas, sólo estoy acá... en este refugio que creé para... mostrar hasta lo peor de mí, y sin embargo llegan devoluciones que no creo merecer. Gracias, pero no vale la pena. Yo no valgo la pena...
Esto es... un pensamiento a partir de una mirada... general: si digo for no one es for no one. Nada personal, sólo la verdad. No debería estar acá, pero me pareció importante...
Gus
Esto es... un pensamiento a partir de una mirada... general: si digo for no one es for no one. Nada personal, sólo la verdad. No debería estar acá, pero me pareció importante...
Gus
jueves, 5 de marzo de 2009
MI AMIGO INVISIBLE
Yo creía que de chico no había tenído un amigo invisible. Y ahora de grande me vengo a dar cuenta de que lo tuve desde mi adolescencia, más exáctamente desde los quince años. Ese amigo se llama Luis. Se llama Luis Alberto Spinetta y desde entonces me acompaña como sólo los amigos saben acompañar. Porque Luis estuvo desde aquel entonces siempre muy cerca de mí. Y hasta en los sueños conversamos y nos suceden cosas extrañas. Porque siempre sueño con Luis (y de esto pueden dar cuenta mis otros amigos, los visibles porque les cuento de él y me creen).
Cada tres o cuatro semanas ahí está él, apareciendo en mi noche con su luz, habitando mi soñar. Y charlamos como charlan los amigos y, aunque ustedes no me crean, me toca temas que no están en ninguno de sus discos (es una lástima que me abisme tanto por esas melodías y letras increíbles y no pueda escribirlas cuando me despierto porque algunas me las olvido mientras las recuerdo asombrado y sin querer darle final a la memoria, y otras se van borrando lentamente hasta que me doy cuenta que es tarde y debía haber buscado una lapicera). Y hasta llegó a adelantarme cómo sería la tapa de su próximo disco (pero algo debió haber pasado en el camino porque cuando salió el disco la tapa ya no era la misma). Ayer a la noche, por ejemplo, estuvimos discutiendo --como discuten los amigos-- acerca de la tapa de su última obra, Un Mañana, y yo le decía que no me gustaba demasiado y él la defendía con ardor.
Luis me recomendó libros como recomiendan todos los amigos. Por ejemplo me pidió que leyera a Antonin Artaud, Las Enseñanzas de Don Juan de Castañeda, El secreto de la Flor de Oro de Jung, en dónde se habla del ánima, del animus, y de los mandalas y duraznos que sangran. Me hizo leer uno de los libros más impactantes que leí en mi vida que es Vigilar y Castigar del gran filósofo francés Michael Foucault. Me recomendó discos y hasta alguna que otra película.
Y también nos visitamos de día. En realidad de día soy yo el que lo busco (quizás respondiendo a su llamada invisible) y lo escucho cantar y decirme cosas desde sus discos. Cosas que me hacen reflexionar acerca de la vida, de cosmogonías casi religiosas que me conmueven con sus espacios y visiones del amor.
Nadie nos ve nunca juntos y por eso creo que debo llamarlo mi amigo invisible. Pero me acompaña como uno más y, como mis otros amigos, me agranda el alma.
Dill
El dueño de la editorial.. ¿puede reescribir algo ajeno? Ma sí..
http://macondo6.blogspot.com.ar/2009/03/mi-amigo-invisible_8072.html
Gus
Cada tres o cuatro semanas ahí está él, apareciendo en mi noche con su luz, habitando mi soñar. Y charlamos como charlan los amigos y, aunque ustedes no me crean, me toca temas que no están en ninguno de sus discos (es una lástima que me abisme tanto por esas melodías y letras increíbles y no pueda escribirlas cuando me despierto porque algunas me las olvido mientras las recuerdo asombrado y sin querer darle final a la memoria, y otras se van borrando lentamente hasta que me doy cuenta que es tarde y debía haber buscado una lapicera). Y hasta llegó a adelantarme cómo sería la tapa de su próximo disco (pero algo debió haber pasado en el camino porque cuando salió el disco la tapa ya no era la misma). Ayer a la noche, por ejemplo, estuvimos discutiendo --como discuten los amigos-- acerca de la tapa de su última obra, Un Mañana, y yo le decía que no me gustaba demasiado y él la defendía con ardor.
Luis me recomendó libros como recomiendan todos los amigos. Por ejemplo me pidió que leyera a Antonin Artaud, Las Enseñanzas de Don Juan de Castañeda, El secreto de la Flor de Oro de Jung, en dónde se habla del ánima, del animus, y de los mandalas y duraznos que sangran. Me hizo leer uno de los libros más impactantes que leí en mi vida que es Vigilar y Castigar del gran filósofo francés Michael Foucault. Me recomendó discos y hasta alguna que otra película.
Y también nos visitamos de día. En realidad de día soy yo el que lo busco (quizás respondiendo a su llamada invisible) y lo escucho cantar y decirme cosas desde sus discos. Cosas que me hacen reflexionar acerca de la vida, de cosmogonías casi religiosas que me conmueven con sus espacios y visiones del amor.
Nadie nos ve nunca juntos y por eso creo que debo llamarlo mi amigo invisible. Pero me acompaña como uno más y, como mis otros amigos, me agranda el alma.
Dill
El dueño de la editorial.. ¿puede reescribir algo ajeno? Ma sí..
http://macondo6.blogspot.com.ar/2009/03/mi-amigo-invisible_8072.html
Gus
miércoles, 4 de marzo de 2009
A FLOTE
salvarse del naufragio
del mundo
del mundo
ni mantenerse a flote
sin ser superficial
cuando todo parece
un mar gastado
y las islas escapan
como si quisieran vagar
hay días en los que uno
se tira por la borda para poder
rescatarse
ahogado y sin aliento para darse
respiración boca a boca
como si uno
fuera otro
y pudiera así volver a nadar
alcanzar las islas
ser pez en tierra
la vida es sueño
Dill
lunes, 2 de marzo de 2009
......................................................................
Esta sensación de ahogo, este dolor que se me anudó en alguna parte como una opresión implacable y apenas puedo respirar... ¡¡¡Mierda!!! Desde hace casi 25 años no estaba así, ya ni siquiera recordaba que se puede sentir desgarros en el alma de esta manera. Don Julio... cuando salga del laburo hágame el favor de tomarse un... algo que lo traiga en minutos a Ciudad de Nieva, porque lo necesito como entonces, como en el infierno del '85... Usted sabe Don Julio, usted es el único que me rescata un poco cuando caigo tan profundo que no puedo (ni quiero) escuchar otras voces, ¡venga carajo!
Jan Garbarek, Charlie Haden, Egberto Gismonti - Folk Songs
ECM 1981
Download
1. Folk Song
2. Bodas de prata
3. Cego aderaldo
4. Veien
5. Equilibrista
6. For Turiya
Charlie Haden: Bass
Jan Garbarek: Tenor and soprano saxophones
Egberto Gismonti: 8-String guitar, Super 8 guitar, piano
Gus
1. Folk Song
2. Bodas de prata
3. Cego aderaldo
4. Veien
5. Equilibrista
6. For Turiya
Charlie Haden: Bass
Jan Garbarek: Tenor and soprano saxophones
Egberto Gismonti: 8-String guitar, Super 8 guitar, piano
Gus
domingo, 1 de marzo de 2009
Chalie Haden, Jan Garbarek, Egberto Gismonti - Magico
ECM 1980
Download
1. Bailarina
2. Magico
3. Silence
4. Spor
5. Palhaço
Charlie Haden: bass
Jan Garbarek: saxophones
Egberto Gismonti: guitars, piano
1. Bailarina
2. Magico
3. Silence
4. Spor
5. Palhaço
Charlie Haden: bass
Jan Garbarek: saxophones
Egberto Gismonti: guitars, piano
Gus
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