14/01/04
Me siento mal, compadre. Tengo un bajón de la puta madre, y esa sensación de desasosiego que tan bien conozco, instalada en el diafragma como una opresión insoportable. Algunas mutaciones ocurren progresivamente de una manera tan imperceptible que resulta difícil definir momentos, porque no parece haber límites entre uno y el siguiente. Sé que hace tiempo que estoy así, pero esto es peor ahora que un par de semanas atrás, y no puedo determinar ni explicar qué cambió, ni cuándo. Me angustian demasiado la incertidumbre y la malaria en la frecuencia de las realidades materiales. Trato de sobreponerme (¡que palabrita!), y a veces lo logro; pero cada mañana, cuando abro los ojos y demás sentidos, me cae en la nuca (y en el pecho) un peso que me puede: es la revelación cotidiana de un bajón que, en esos momentos, me encuentra con las defensas bajas y me supera. Recién cuando se me termina de cargar el sistema operativo puedo intentar algo, abrir algún programa que me rescate por un rato, o escribir alguna historia poco creíble que sistemática y convenientemente habré de creer hasta que deje de hacerlo y vuelva el bajón en un pico de intensidad máxima. No quiero que te pongas mal, compadre: te cuento esto porque es lo que me está pasando, y no tengo a quién contárselo acá (tengo, pero no quiero). Sé que si en este momento voy a un médico me va a recetar pastillas, y tendré que enfrentarme a una situación compleja, porque en realidad no quisiera volver a tomar porquerías: aunque siento que las necesito más que en ningún otro momento desde que las dejé, no me las procuré por propia iniciativa y entonces no veo una razón por la cual debiera hacerle caso a alguien que nada sabe de mi alma. Pero por otro lado estoy en un estado que apenas puedo soportar, y sospecho malas intenciones de mi mente, como si algo en mí estuviera esperando el permiso de la ciencia para volver a tomar tranquilizantes sin culpa… No sé, Gabbani, no sé nada, pero espero que las cosas cambien, que mejoren aunque sea un poquito, para salir de esta profundidad que no busqué ni creo merecer, porque hace mucho que dejé de hacer boludeces, y estoy haciendo lo mejor que me es posible, por mi mujer, por mis hijos y por mí.
Ahora… mirá Gabbani, si te voy a salpicar una vez más con las lágrimas secas de este oscuro llanto mío, creo que por lo menos te debo un poco de claridad. Entonces voy a tratar de ser claro, para que se entienda bien el punto central de mi estado. Todo lo que me pasa, todo esto que siento, admite una doble lectura, porque tiene dos caras (la vida es una moneda…). Creo que es bastante normal, razonable, o al menos esperable, que me sienta mal, angustiado y confundido, ante una situación de mierda que es bien real: cualquier persona sana se siente mal ante un soplo de infortunio, y la incertidumbre desestabiliza y atormenta porque genera miedos. Hasta ahí todo cierra correctamente un circuito lógico de causa y efecto. Pero como tengo en la cabeza un par de resistencias quemadas (entre otros defectos de hardware), es inevitable que haya fugas, recalentamientos y cortocircuitos. Entonces pierdo el control de lo que debería controlar, y quedo contra las cuerdas. Dije que quiero ser claro, y entonces la voy a hacer corta: lo peor de todo es siempre lo que yo mismo genero a partir de cualquier problema real que no puedo
resolver instantáneamente. Es como me decía Politti, “vos sos tu peor enemigo” (no tiene importancia quién es Politti). Si algo te supera por su propio peso… imagináte lo que pasa al agregarle un plus siniestro de yapa. Me enrosco como el más pelotudo, y hago una pirámide de un puñado de arena…
10 comentarios:
No me siento muy cómodo diciéndote cosas por acá.
Usted sabe que estoy. Grite cuando quiera.
Dill.
AAAAAAhhhhhh......
Auuuhh...
ah...
a
D.
Y ahora? enloqueció Don Julio... o no es usté? Cómo es...? anónimo firmado sin texto... no si usté es un genio en realidad...
..a mí particularmente me gusta el G. es un punto interesante sobre el que se puede profundizar.. y gritar a gusto..
ahhh... you shock me baby...
...y que a nadie se le ocurra sugerir que sí me tragué un gato creyendo que era liebre, porque eso sería antideportivo al mango...
no importa, pase lo que pase... you still shock baby... y este apartado era par que yo pueda gritar ahora que me acuerdo, aaaggghhhvvv...
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