No necesito dormir mucho: lo que para la mayoría es normal, para mí es demasiado, más de seis horas de sueño me resultan un abandono excesivo.. nocivo. Anoche volví a comprobarlo, siete horas en off me reiniciaron con las defensas tan bajas para enfrentar el día que sé de antemano que lo que sigue será un round perdido en la pelea con el mood. Lo sé porque lo siento.. presiento esas secuelas en el alma.
Hoy desperté como si en vez de haber dormido hubiese jugado una partida de ajedrez con los demonios de la noche. Los sueños, o su recuerdo, me son esquivos normalmente al abrir los ojos, y el de anoche o hace un rato no es la excepción: no tengo la menor idea del argumento, pero sí sé que la trama debe haber sido devastadora para mi mente indefensa en ese campo de batalla de gomaespuma. A veces no hace falta conocer los métodos del enemigo para saberse vencido.. y aunque despertar sea oxígeno, algo así como salirse de la guerra, vivo y con la bandera blanca en alto, esto no soluciona nada: no todo es preservar la vida en la vida, y será un día de heridas sangrantes, mutilaciones invisibles, y planteos estúpidos, como suelen serlo las estrategias de restauración sin método ni sustancia.
Esto es una imbecilidad, no tiene sentido. Si por lo menos recordara un sueño inspirador para darle rienda suelta al teclado y pariera un relato de.. realidad ficcionada, interesante para un eventual lector cautivado por cierta habilidad narrativa.. Pero no, nada de eso: ya hasta dudo de la efectividad de la imagen de "partida de ajedrez" como metáfora, porque en realidad me siento como si me hubieran knockeado.
Gus
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