El haber leído lo que leí me enseñó muchas cosas (que suelo olvidar) pero me llenó con una certeza que cada día se vuelve más grande: la humanidad merece, ante todo, piedad. Supongo que lo mismo deben sentir los psicoanalistas: escuchar tantos dramas comunes y que uno piensa únicos, tanta angustia, tantas culpas que uno vive con la certeza de ser un bicho bolita en estado de cuarentena y que no es más que una de las tantas problemáticas universales que nos afectan a todos. Supongo que después de tantos años de ver que "de cerca nadie es normal" uno puede llegar a la conclusión que si nadie es normal entonces TODOS somos normales, que la anormalidad es la norma que nos nombra ante las estrellas con la palidez de un espíritu que todo el tiempo pide ayuda. El ser humano: un pobre bicho arrojado a este mundo extraño para morir, teniendo que recorrer el camino sabiendo lo que le espera al final... En estos días estoy así, con estos pensamientos tristes, melancólicos y aburridos. Que tire si no la primera piedra el que se esforzó para ser "inteligente" o "bondadoso" o, por el contrario, me gustaría saber si existe un primer momento en el que alguien diga "voy a ser malo". Es obvio que la inteligencia, la bondad y la maldad existen en los hombres pero yo creo que todas esas cosas se van construyendo misteriosamente de acuerdo al entorno a los genes y a la suerte (que podría llegar a englobar tanto al entorno como a los genes). Cada vez me cuesta más juzgar a las personas. En el espacio en blanco que aparece al encontrarnos con un boludo y que requiere ser llenado con la palabra "boludo", que es la que siento en el acto, yo termino poniendo "piedad". Ante el mediocre "piedad", ante el molesto "piedad" y sí, también ante el hijo de puta no puedo dejar de tener en el fondo piedad aunque crea que debe ser condenado también en esta tierra con todo el peso de la ley por su hijoputez.
Más allá: veremos.
Dill.
3 comentarios:
Me alegra verlo por acá, Don Julio. Por lo demás, ya hablamos... Pero me gusta su estilo, ya lo sabe.
Gracias por leer, compadre.
A mí también. Me gustan los discos sí... pero más me gusta leer. Y también siento eso que usted siente ...No es fácil decirlo.
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