..QUE HOY SEA AYER SIN MAÑANA

miércoles, 23 de abril de 2008

Bronca contenida

Mi simpatía por este gobierno K es limitada, estrecha. Mi apoyo a sus medidas rengas no es incondicional: apenas se circunscribe a hechos puntuales muy definidos. Estoy del lado del gobierno en la puja con los productores agropecuarios sólo porque estoy en contra de la ambiciosa prepotencia de esos oligarcas de mierda. Nada más: no soy kaísta. Aplaudo lo que está bien, pero pienso que la mayor parte del bulto que llena el paquete está mal. Y ahora tengo mucha bronca, basta, se terminó, lo que se daba no se da más, me pudriste Cristina. Ya lo dije en mi opinión del 27 de marzo (ver Mano dura, please): las cosas a medias no sirven.
Si la idea es implementar una política redistributiva que apunte a una mayor equidad social, no se puede negociar con el enemigo, y mucho menos someterse a sus caprichos egoístas. Hasta ahora, lo del gobierno es una lamentable payasada que puso contra las cuerdas a la clase más baja: no se consiguió lo que en realidad será imposible si se espera contar con la aceptación de los que nunca quieren perder privilegios, y las consecuencias de la demostración de poder de estos, en contraste con la debilidad de un plan sin estrategias claras, ahondó el caos inflacionario que nos está llevando al abismo. Los parásitos del campo hicieron paro, cortaron rutas, provocaron un desabastecimiento que fomentó la especulación de otros sectores de poder económico no menos parasitarios, y esto se transformó en más inflación (que seguramente el Indec intentará camuflar como quien tapa una hoguera con una hoja de papel de diario). No es válido hablar de incrementos circusntanciales, porque nada de lo que aumentó como consecuencia del desabastecimiento volvió a su precio anterior, y un aumento permanente se define técnicamente como inflación. Todo a medias, pero a medias mal: un tiro por la culata...
¿Cómo hubiera sido hacer las cosas no a medias? Simple: tratar a los Cardon men del campo como si fueran maestros patagónicos, usando la fuerza pública para que se suban a las 4x4 y se dejen de romper las pelotas en medio de la ruta, por las buenas o por las no tan buenas, ¿para qué están los gases lacrimógenos y las balas de goma? Una demanda violenta que atenta contra los intereses colectivos justifica plenamente una respuesta igualmente violenta. Cortar rutas y digitar el destino de un país es violencia, vaciar más aun las mesas de los pobres es violencia, aunque no se vean armas. Y después, despejadas las rutas, si siguen jodiendo se aplica la Ley de Abastecimiento y a otra cosa.
Pero al gobierno lo único que se le ocurre es mandar al descerebrado de D'Elía y sus muchachos como fuerza de choque en la Plaza, y a Moyano y sus camiones como patrón de las rutas...
¡Basta Cristina, la concha de tu madre! Los tiempos de aquellos a los que las tripas les silban de hambre no son los mismos que los tuyos, dándote el lujo de tunear el avión presidencial y comprarle un auto de cuarenta lucas verdes a tu hija adolescente. Este pueblo, el estrato más sumergido de este pueblo, espera respuestas inmediatas, hechos concretos para paliar la tensión de la miseria. A medias no sirve, a medias es nada, o hasta peor que nada…
Gus 

1 comentario:

Anónimo dijo...

Gus, ya sabés lo que pienso de este gobierno: casi, casi igualito a lo que pensás vos.
En lo que me diferencio es en que trato de no pedirle peras al olmo.
Este gobierno es un gobierno reformista-burgués, como bien lo definió Gruner. Y no creo que esté dispuesto a implementar más que tímidos gestos para intentar modificar algo. Tímidos gestos. Ahora: imaginate que si por esos tímidos, vergonzantes casi, ademanes que pintan pa´l lado de la justicia, son resistidos de la manera en que los son, teniendo a todos los medios en contra, a la clase media pedorra en contra y, encima, a su propia ideología constreñida por límites que no reconocen un más allá después del capitalismo, digo que todo esto no da como para tener demasiadas esperanzas.
Sin izquierda que apoye críticamente pero con empuje de buena leche, sin construcción por abajo, sin creer en la "lucha de clases", repito que es poca la ilusión que nos puede sucitar.
Si no se entendiera así nos sumaríamos, me parece, a los delirantes que te dan folletos llamando a un "¡¡¡Paro general, Ya!!!
Dill.