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sábado, 19 de junio de 2010

Crónicas del Grillo 5. La curiosa epopeya de Cleto de Mendoza.

Don Cleto de Mendoza había nacido en Segovia en 1508. Era primo del adelantado Don Pedro de Mendoza, y se embarcó con él rumbo al nuevo mundo en 1535. Desembarcó en las costas del Río de la Plata y el 3 de Febrero de 1536 , pocos meses antes de su muerte en combate, acompañó a su primo en la Fundación del puerto de Santa María del Buen Ayre.

Cleto no era bien visto por sus camaradas. Taimado y engañoso, la lealtad no se contaba entre sus escasas virtudes. Durante la prolongada travesía, se ganó el desprecio del resto de la tripulación , que había aprendido a conocerlo.
Al llegar a América, atribulado por las burlas de sus compañeros , que no se cansaban de hacer rimas de mal gusto con su nombre, decidió abandonarlos.
Cautivado por la inicial amabilidad de los Querandíes para con los conquistadores, se fue a vivir con ellos ,y así conoció al grupo de los grillanos.

Don Cleto era un minucioso observador de usos y costumbres, y tenía además la peculiar habilidad de aprender rápidamente las lenguas extranjeras. Después de algunas semanas se comunicaba fluídamente con los indígenas.
Se ganó su confianza, lo que habla claramente de la proverbial ingenuidad de los pueblos originarios de éstas Pampas, y en las largas noches de fogones compartieron con Cleto sus conocimientos.

A diferencia del resto de los aborígenes, los Grillanos habían desarrollado la escritura, que practicaban horadando tablillas de madera. Así conservaban sus conocimientos que se transmitían y se iban enriqueciendo de generación en generación.Lamentablemente las tablillas fueron luego quemadas por los conquistadores.

Sin embargo no todo se perdió...Don Cleto de Mendoza, en cuanto descubrió la existencia de éstas escrituras, se dedicó a traducirlas casi sin descansar. Febrilmente las transcribía en un manuscrito, en el que además hacía anotaciones marginales sobre las impresiones que recibía de su convivencia con los Grillanos.

A medida que se le revelaban los conocimientos de las tablillas, Cleto calculaba cuánto podrían pagarle por ellos a su regreso a España, o mejor aún, veía que tal vez le sirvieran para tramar intrigas y conseguir poder.

Seguramente el día de la batalla contra la columna de Diego de Mendoza ,en el mes de Julio, los grillanos ya sospechaban que Cleto los traicionaría a ellos también. Al fin y al cabo, eran ingenuos pero también aprendían rápido, o quizás el grillo les avisó, vaya uno a saber.

Las crónicas de la época cuentan que Don Cleto de Mendoza murió en el combate. Su cadáver tenía las piernas pialadas por un par de boleadoras Querandíes y la espalda atravesada por una lanza Española.

Su manuscrito se perdió hasta que un Domingo de Otoño de 1973 fue desenterrado por Elías DÁnnunzio.

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