para mi amigohermanocompadre, Gus.
Un poema de Ángel Gonzalez
Aporte de Dill
A mano amada,
cuando la noche impone su costumbre de insomnio
y convierte cada minuto en el aniversario
de todos los sucesos de una vida;
allí, en la esquina más negra del desamparo, donde
el nunca y el ayer trazan su cruz de sombras,
los recuerdos me asaltan.
Unos empuñan tu mirada verde,
otros
apoyan en mi espalda
el alma blanca de un lejano sueño,
y con voz inaudible,
con implacables labios silenciosos,
¡el olvido o la vida!,
me reclaman.
Reconozco los rostros.
No hurto el cuerpo.
Cierro los ojos para ver
y siento que me apuñalan fría,
justamente,
con ese hierro viejo:
la memoria.
Ángel Gonzalez.
1 comentario:
Gracias por la dedicatoria. Muy bueno. Usted sabe que este poema me va como anillo al dedo...
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