..QUE HOY SEA AYER SIN MAÑANA

lunes, 3 de octubre de 2011

El Secreto

Por Natacha Matzkin

No es mi intención ser aguafiestas, así que desde ya les advierto: los que hayan encontrado el secreto de la felicidad, NO LEAN.

No sé si existen desde siempre o son una moda del momento, pero lo cierto es que hay una secta de fundamentalistas del optimismo que logra sacar lo peor de mí.

Son esos que andan todo el día mechando en cualquier charla lo del Secreto y la Ley de la Atracción y no bien escuchan que alguien se queja de cualquier cosa, esgrimen sus “pensamientos positivos”, como los exorcistas, vampiristas y Ligas de Padres de Familia blanden sus siniestros crucifijos para espantar los demonios.

Esta gente no se conforma con creerse el cuento a pie juntillas y repetir como un mantra las frases tontas de Claudio María Domínguez. Militan su estupidez y salen en cruzada contra cualquiera que pretenda expresar una preocupación, ya que creen que eso produce una interferencia nefasta a las vibraciones positivas que intentan emitir para atraer todas las cosas buenas que el universo les ofrece.

Realmente creen que encontraron el santo grial de la felicidad en la góndola de autoayuda, y como los librejos esos les advierten que para que el truco funcione es necesario que nada desentone, que nadie atraiga indeseables desgracias con su mala onda, que todos enfoquemos los pensamientos en el mismo sentido, no te dejan quejarte o putear en paz.

Está claro que cuando uno es feliz, cuando está contento, cuando es simpático, todo es más liviano y disfrutable y es posible que te inviten a fiestas y reuniones para que contagies alegría. También es comprobable que cuando te embarga la tristeza, te cae encima una desgracia, o andás con cara de orto permanente, la gente tiende a evitarte.

La aparente obviedad de esa observación, hace que por momentos nos tentemos con hacerles caso a los boludos felices y procuremos conjurar la desgracia, la tristeza y la frustración cumpliendo a rajatabla con la regla de ver el vaso medio lleno aunque sea evidente que está completamente lleno de nada.

Pero rascando un poco el barniz satinado de la pelotudez pintada de sabiduría ancestral, se evidencia la mentira: todos y todas nos vamos a morir, todos y todas vamos a sufrir, todos y todas vamos a ser felices e infelices durante intervalos más o menos largos, dependiendo un poco del azar y otro poco de la capacidad de cada uno para resolver sus problemas, y el hecho de que repitamos afirmaciones positivas como cotorras y reprimamos cualquier expresión de disconformidad o frustración, no cambia en nada el insoportable sinsentido de la vida.

De todos modos si les resulta, si compraron el libro de Stamateas, hicieron el curso de Claudio María Domínguez, viajaron a conocer al Sai Baba, hicieron el tránsito de drogones perdidos a predicadores evangélicos o reconvirtieron su carrera de gatos menemistas a veteranas espirituales, cambiaron los crípticos y anacrónicos textos religiosos por una lista de afirmaciones pelotudas más aburridas que la guía telefónica, pueden estar tranquilos porque sí lograron la felicidad. Principalmente la de estos gurús truchos con aborrecibles caras de nabos, que al convertirse en best sellers con su bibliografía berreta y sus discursos tan bobos que abochornarían a una maestra jardinera egresada de la escuelita de Coti Nosiglia (la de Boluda Total, no el otro), pueden venderse como ejemplos en primera persona, afirmando satisfechos: YO LO LOGRÉ. Y como parten de la base que el ejército de perdedores mononeuronales que los siguen, tienen los mismos básicos e individualistas objetivos de vida: salud, dinero, amor; venden su receta para lograrlo y uno no puede evitar pensar: si este infeliz con semejante cara de pajero la levanta con pala repitiendo hasta la nausea “a mover el culi culi” (Claudio María), “amor amor amor” (Claudio María), ¿por qué no yo?

Pero mi cerebro debe ser mucho más difícil de lavar que el de otra gente, ya que puedo seguir razonando y viendo que la gente que uno admira o de la que se nutre, nunca ha utilizado recursos tan playos para inspirar sus luchas o sobreponerse a las adversidades, y aún siendo optimistas crónicos o pesimistas estructurales, algunas veces las cosas le salieron bien y otras veces mal, con total independencia de la actitud (más optimista que el Ché Guevara, no conozco y todos sabemos cómo terminó, más pesimista que Woody Allen no se me ocurre en este momento, y podemos ver cómo el éxito lo viene acompañando en su larga carrera, y sobran ejemplos de uno y otro extremo).

Por lo tanto, déjennos de joder con la receta de hacer afirmaciones positivas por más que no pegues una, ya que por este lado tenemos nuestra propia receta para transitar la vida expresando claramente lo que a uno le pasa: si te va mal puteás hasta desgargantarte, te cagás en todo, inclusive en vos y en la puta madre que te parió; si te va bien decís “qué bien, por un rato toca ser feliz, traten de no romper las pelotas”. Y para que se broten de envidia (sentimiento que, sabemos, emite vibraciones de baja frecuencia y mala calidad), les digo: tan mal, no nos va.


Natacha, 06 de julio de 2011

GE-NIAL. El ESTILO, la técnica, el brillo, tu habilidad de baqueana para encontrar siempre la metáfora perfecta, me dan placer como lector; pero es la temática lo que más me asombra, como pasajero del mismo tren que ve que la chica de remerita azul siempre viaja un par de asientos adelante y.. me gana de mano. Esta es la tercera nota tuya que aborda un tema que yo, jeropa consuetudinario de los dedos, postergo desde hace tiempo. Lo supe desde la primera frase de este texto: "Natacha se me volvió a anticipar". Y esta vez se trata de un tema que impacta justo en el eje de mi (des)equilibrio: como soy un estropeado que vive puteando y maldiciendo su cochina existencia, en mi vereda de víctima cobran vida hasta las baldosas para escupirme todas las pelotudeces imaginales que, por supuesto, no me sirven para un carajo y terminan por exasperarme. A veces (casi siempre) me la morfo por no ser áspero o irrespetuoso con gente que sé que me quiere y cree estar tirándome la mejor.. pero por dentro algo en mí se fermenta y pienso.. "ME CAGO EN LOS ANGELES, ME CAGO EN COELHO, ME CAGO EN SAI BABA, ME CAGO EN TODOS LOS PAYASOS DE ESE CIRCO DEL OPTIMISMO IDIOTA Y EN SUS "ENSEÑANZAS" PELOTUDAS QUE SOLO SIRVEN PARA OBNUBILAR EL VERDADERO PENSAMIENTO POSITIVO, QUE ES EL QUE NOS LLEVA A VER FLORES EN LOS JARDINES Y MIERDA EN LOS RETRETES".

Otros que me rompen soberanamente las pelotas son los que viven diciendo que "la casualidad no existe: todo es causal, todo pasa por o para algo.." (los hay místicos pero también científicos, don't forget psychology..). Es fácil sistematizar la propia idiotez con un embalaje de optimista resignación que todo lo justifica para volverlo fácilmente digerible, pero a mí por suerte no me da la cabeza para semejante prodigio intelectual..
Los cultores del positivismo en función de lo superempírico, hablan de "aprendizaje", sugieren que los golpes enseñan y hacen crecer.. Crecer las pelotas..!! los golpes duelen, dejan traumatismos, y generalmente no enseñan un carajo: invariablemente habremos de meter la pata mil veces en el mismo ahujero, somos humanos coño..!!!
Y con los seguidores de los doctores Freud & Lacan suelo caer en ásperas reyertas bizantinas: todo encuentro casual es.. casual, no una cita; y no todo error es fácticamente acto fallido, ni toda confusión de teclado o trabada de lengua o mente significa "realmente" lo dicho o escrito, sino lo que se quiso decir o escribir y salió pifiado.. por error. Pareciera que para el dogma psicoanalítico tampoco existe lo casual, lo azaroso, lo independiente de la voluntad consciente o incosnciente.. Paren loco..! si me olvido la llave del gas abierta y se me incendia la casa.. ¿eso también es un acto fallido que obedece al deseo inconsciente de quedarme en la cochina calle, durmiendo en una plaza? No exageremos, plis.. que no salga el tiro por la culata generándonos culpas y llevándonos a odiar conscienemente a nuestro propio incosnciente.. que en todo caso somos la suma de ambos.

Nada tengo que decir de los "autoayudados", sólo que rompen las pelotas cuando se erigen como ejemplos y "predican" su historia como objeto de enseñanza válida para todo el mundo.. La térmica me salta cuando veo (siento) que se busca encadenar mi propia lucidez (que tiene formato demencial muchas veces, pero es mía y así la prefiero), a la calesita del dogma postmoderno.. No lo lograrán, obviamente, pero no por eso dejan de resultar molestos.
Gus

2 comentarios:

Marcelo dijo...

Tenés que ser más positiva Natacha. Igual la ley de la Atracción funciona, porque pienso igual que vos y llegué hasta aquí! Saludos al dueño de casa

11 de octubre de 2011 18:58

Natacha dijo...

este será Marcelo S. de L.?? Algo en su vibración me dice que es.
Joder! qué casualidad, mi marido también se llama Marcelo (no al chiste fácil) y es abogado (abstenerse del otro chiste fácil)
O funciona la ley de la atracción o somos 3 pelotudos boludeando entre facebook y blogs jaja. Los quiero gurises. Besos.

15 de octubre de 2011 18:48