“tengo un grillo cantando en el patio mojado y lleno de hojas......”
..escribió ella en su pared invisible de mundo irreal una noche de sábado de otoño, y sus palabras viajaron por el éter de la web para instalarse en la imaginaria mesa de café que reunía a los distantes de siempre en espontánea tertulia de domingo por la tarde.
Que nadie pregunte cómo, cuándo, porqué, ni ninguna otra pelotudez: no pienso perder un segundo de mi valioso tiempo intentando explicar lo inexplicable. Ella (no importa quién: una de las tantas ellas que, sin saberlo aún, ya reinaban en este laberinto), la misma que alguna vez había dicho“..El Hombre se topa con la belleza, como se encuentra con una verdad; como accede a toda trascendencia.. Casi por error.”, fue la elegida de quién sabe quién o qué, para depositar en sus manos la divina anunciación.. y yo, el humilde instrumento programado (quién sabe por qué o quién) para decodificarla: el grillo es Dios.. Dios es un Grillo.. o más precisamente: se revela a través de la suma de todos los grillos del mundo, atomizado en los jardines de la Tierra (esto, la teoría de una deidad fragmentaria, única pero dispersa, explica de manera inequívoca el divino don de la ubicuidad, entre otras cosas.. y debiera satisfacer tanto a monoteístas como politeístas).
Un grillo escondido en la hojarasca mojada de un patio de Salta, nada trascendental en apariencia.. pero inmediatamente comprendí todo. Escuchaba la charla, participaba también, medianamente atento a las disquisiciones serias y a estúpidas humoradas de algunos imbéciles.. pero con la mente en otro lado; hasta que algo guió mis dedos sobre el teclado, y no fue precisamente mi voluntad consciente.“todo es posible... in this twilight zone... no será que Dios es grillo?”, dije entonces.. y las almas presentes vieron la Luz; esa que yo, casi como esclavo del azar, encendí.
Uno de nosotros descubrió tiempo después muchas cosas que ya en ese entonces habían escapado del espectro de mi interés en el asunto. Uno de esos descubrimientos reveladores está plasmado en un relato: el que transcribo a continuación.
EL GRIYO Y LAS MUJERES
Había una vez un mundo antiguo y un sabio Profeta en él. Ese hombre místico, etéreo a veces y encarnación de la Suprema Divinidad otras, se ocupaba de las cuestiones sobrenaturales y de todo lo relativo al plano de los misterios. Tenía poderes de adivinación y conocía al detalle los mecanismos de lo súperempírico. Recorría cada rincón del planeta, y se decía que había sido visto en varios lugares simultáneamente. Pero hoy ya sabemos que esa cualidad de omnipresencia obedecía a otros factores, explicados muchos años después por un pelotudo que, en pleno delirio de aburrimiento dominguero, vislumbró el prodigio en un patio de Salta y desentrañó el misterio. Tal hallazgo explica también la divina omnisciencia, pero eso es otra historia, que no abordaré ahora: ahora nos vamos a situar en una aldea cualquiera de ese viejo mundo que había una vez al oeste del Atlántico.
En aquellos días, las mujeres de la aldea se reunieron y le preguntaron al Grillo:
- ¿Cuándo llegará nuestro tiempo? Los hombres son los que deciden sobre lo que se debe y lo que no se debe hacer. Ellos dicen lo que está bien y lo que está mal. Manejan nuestras vidas y nosotras debemos acatar lo que ellos mandan y obedecer sin chistar. ¿Llegará el día en que las cosas cambien?
El grillo respondió: - No veréis ese día.
Las mujeres entonces, acongojadas, comenzaron a llorar amargamente.
Pero el grillo prosiguió: - Sin embargo, dentro de muchas generaciones, nacerá un profeta del otro lado del mar. El fundará una nueva religión y reunirá un gran número de sacerdotisas. Al principio lo tomarán por loco, pero con el correr del tiempo no habrá persona sobre la tierra que tome una decisión sin consultar antes a una de sus discípulas.
- ¿Solo serán mujeres sus seguidoras? - le preguntaron.
- Habrá unos pocos hombres también -respondió el grillo- pero no serán conscientes del verdadero propósito de su misión y servirán a las mujeres sin saberlo. En verdad os digo, hijas mías, que no conocéis todavía vuestro oculto poder. Sutilmente, sin despertar sospechas, penetraréis las mentes de los hombres, conoceréis sus secretos y dominaréis sus voluntades.
Al escuchar estas palabras, las mujeres se alegraron, cantaron, bailaron y rieron hasta el amanecer. Fue entonces cuando la más vieja de ellas se acercó al grillo y le preguntó: - ¿Como se llamará ese gran profeta?
- Frói -respondió el grillo- Sígmun Frói..
Este relato aparece en el capítulo “Profecías”, del manuscrito hallado en un baldío de Villa Luzuriaga.
Parte de algo más extenso, en demorada elaboración debido a la abulia crónica que me impide sumar mi aporte pre-post, este texto surge de la esmerada labor de investigación emprendida por mi amigo Juan Gallastegui, y fue corregido (reescrito), en colaboración, por ambos. Considero oportuno aclarar, para aquellos que aun no fueron receptores de la anunciación, que el GRIYO es una deidad que se mantuvo oculta hasta marzo de 2010, cuando hizo su aparición revelándose entre la hojarasca de un patio de Salta.
A quienes no entiendan la alusión al "matriarcado a futuro" (femdom en términos Triple X), predicho por el Profeta en el pasado de un futuro que ya llegó y hoy es presente, les sugiero realizar un relevamiento de matrículas, y observarán que la composición de la casta psi está ampliamente dominada por mujeres. Sacerdotisas que nos lavan el cerebro a los hombres (o al menos lo intentan) y que, a sus congéneres, las conducen inexorablemente al divorcio si son casadas, o a la indolencia y la promiscuidad si son solteras..
Pero tras la consumación de lo predicho por el profeta, se armó un poco de quilombo: no cierra del todo el postulado de Lacan: "la mujer no existe" (el “la” aparecía tachado por él mismo en su manuscrito). Hmmm.. ¿habrá sido Don Jacques un traidor de género, comprado con favores femeninos, para hacernos creer que no correríamos peligro alguno, mientras él se cojía de a dos o tres a la vez? ¿estaría ebrio cuando escribió eso? ¿o simplemente se tratará de un acto fallido?